Nuestra querida Alcaldesa, había convocado a la ciudadanía, al Malecon Simon Bolivar de la ciudad de Guayaquil, para que vaya a disfrutar de la “danza de los drones”. (Unas 5.000 personas se apostaron en el Malecón, para ver el espectáculo).
Cuando la Sra. Alcaldesa convoca a caminar, ahí nadie se contagia, hasta los virus le obedecen. Bien por los virus.
Pero, oh sorpresa!!.. Los drones se revelaron y no alzaron el vuelo. Horas más tarde lo hicieron, pero con ánimo de protesta, unos 60 de ellos se inmolaron y prefirieron lanzarse al río, “al manso Guayas”,como le dicen los quiteños.
Yo lo entendí como una protesta de los drones, contra la “peatonalización”, que tanto le gusta a la Sra. Alcaldesa.
Vivimos en un mundo de contradicciones, y Guayaquil no se queda atrás. Se quiere peatonalizar las principales avenidas, para que la ciudadanía, camine sobre ellas, en lugar de hacerlo en las veredas.
El fenómeno, se repetirá, semana a semana, domingo a domingo.
No entiendo sinceramente a este modelo de administrar la ciudad.
Las ciudades europeas peatonalizaron los Centros Comerciales. Es un modelo de peatonalización, perfecto. Lo planificaron después de la 2da. guerra mundial, cuando sus principales ciudades quedaron reducidas a polvo.
Tampoco el Ing. Febres-Cordero, ni el Ab. Nebot, utilizaron este sistema, más bien limpiaron y ampliaron las veredas para que la ciudadanía, camine cómodamente sobre ellas.
En realidad de verdad, no comparto este sistema regresivo urbanísticamente para la ciudad de Guayaquil.
En realidad, es regresivo, por cuanto en el pasado cercano, cuando yo todavía era un niño, la ciudadanía -los barrios- se tomaban las calles para jugar indor fútbol, en ellas. El pueblo en realidad no tenía, ni escenarios, ni otra forma de distraerse los fines de semana.
Recuerdo la celebración del “día de la raza”. Las calles se convertían en escenarios deportivos, eran días de fiesta barrial, con los “palos encebados”, las carreras de ensacados, el enganche desde una bicicleta a las cintas de las madrinas.
Eran verdaderas fiestas barriales, que los disfrutabamos desde los balcones de las casas, unos desde la planta baja y otros desde las ventanas de un primer, o segundo piso.
Por supuesto, cualquier foul mal intencionado durante el juego de pelota chica, se resolvía con los puños, después del encuentro. No había cuchillos, ni plomazos, era puro puñete y del bueno.
Algunas Ligas barriales, se organizaban con tiempo, para tener listos todos los detalles. Las familias contribuiamos con una cuota voluntaria, que se la entregaba con gusto a los Dirigentes barriales. Ese era el Guayaquil de mis tiempos de niñez. Era sencillo y descomplicado. Los tiempos cambian, es cierto, pero no siempre para bien de las ciudades.
Que los drones, nos sigan dando muestras de rebeldía, como lo fueron el 9 de octubre, por el Bicentenario de la Independencia de Guayaquil.
Bien por los DRONES, bien por la ciudadanía, bien por la Alcaldesa de Guayaquil. “Que no es Nebot”, lo dijo, cuando fue candidatizada, y lo está cumpliendo, aunque en mi criterio personal, equivocadamente, con el tema de las “peatonalizaciones”.
Esperemos que en la contratación del nuevo aeropuerto de Guayaquil, en el Daular, no exija que se ponga una cláusula que, “se construya, una pista extra para la peatonalización del nuevo aeropuerto”.
Espero que no!!!