Al escuchar a los candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia de la República, encontramos un denominador común. Todos están de acuerdo al hablar de la corrupción. Aún los gobiernistas hablan de la necesidad de eliminar la corrupción.
Yo quiero hablar de otro punto que considero muy importante y del que no se habla: las revueltas.
Algunos grupos políticos creen que alterar el orden, hacer revueltas, incendiar, asaltar, saquear, robar, es beneficioso para el país y defienden el haberlo hecho.
¿Quién se beneficia de la creación de pánico? ¿Es correcto destruir la propiedad del Estado, incendiar, romper ventanas y puertas, quemar archivos y miles de destrozos más? ¿Quién paga la restauración de lo destruido?
El pánico de la ciudadanía, la inseguridad, los heridos, incluso muertos en estas revueltas, ¿no importan? Esas personas tienen sus familias, quedan huérfanos, gente abandonada y sin sustento. ¿En que beneficia esto al país?
No estoy en contra de ninguno de los candidatos, pero creo que es necesario en cada uno de los partidos que están en la contienda, una reflexión sincera y al menos un arrepentimiento por lo destruido, ¿o creen que esta es la forma correcta de actuar?
¡Creo que ya es hora de un cambio en el país! Necesitamos comportarnos como seres racionales. ¿A quién beneficia la destrucción de la propiedad privada? ¿Qué logramos al destruir los bienes del Estado? ¿Quién va a pagar la reconstrucción de lo destruido? Somos nosotros mismos, los que estamos permitiendo que destruyan los bienes del Estado y nosotros mismos, los que vamos a pagar su reconstrucción. ¡Esta destrucción no beneficia a nadie! ¡Nos perjudica a todos!
Hay otras formas de protestar. Reclamar, exigir a los medios de comunicación que nuestras quejas sean publicadas. Así tendremos la oportunidad de saber cuántos no estamos de acuerdo con lo que hace el Gobierno.
La gran ventaja que hay, al vivir en democracia, es el poder expresarnos libremente y decir que no estamos de acuerdo con tal o cual decisión gubernamental. Ya vivimos el horror de una dictadura, que silenció los asaltos al Estado. ¿Es que queremos ser como zombis, dirigidos y saqueados, por gente que busca solamente su provecho personal?
¡Por favor, no volvamos nunca a esa época de horror!