Cuando era niño, en las Academias de baile español, pasaban una canción muy bonita, cuyo estribillo decía: “no hay ninguna mujer fea, pues por más fea que sea, yo le encuentro lo bonito”
A medida que fui creciendo, fui comprendiendo la realidad del estribillo. La mujer guarda, en su interior, la belleza de su alma. En la actualidad, con la magia de la cosmética, los tintes, maquillajes, cirugías, etc., ese estribillo se ha convertido en una realidad indiscutible en la vida, por lo físico.
Desgraciadamente el mundo, las costumbres, la vida, ha ido cambiando a la mujer. Esa mujer tierna, dulce, cariñosa, encantadora, ha ido desapareciendo de la faz de la tierra. En su lugar ha venido apareciendo una mujer fría, calculadora, materialista, de sentimientos prácticos, calculadores, que olvidó la ternura, la calidez, su valor intrínseco, lo que la hace mujer.
¿Es la mujer, la que ha cambiado? O ¿es el hombre, el que ha ido cambiando a la mujer? Mucho me temo que ambas cosas han ocurrido. La prepotencia del hombre, su forma de actuar, su atropello a la dignidad de la mujer, ha ido endureciendo el alma de la mujer, haciendo que su corazón busque lo práctico, lo material como si eso fuera lo que importa, lo que tiene valor.
Aparte de eso, la forma cómo se vive actualmente en este mundo que destaca lo material, lo físico, todo lo que vemos a nuestro alrededor, está cargado de sensualidad y de deseo, lo que lleva al hombre a considerar a la mujer como un objeto más. Es indudable que el hombre que pierde el dominio de sí mismo, pierde la categoría de hombre y se convierte en un animal más, lo que es pernicioso para la sociedad y el mundo entero.
¡La base de toda relación entre dos personas, debe ser el respeto!
Pero volviendo a la mujer, ellas mismo se pierden el respeto. Hay algunas que han usado y abusado de la cirugía plástica y de las nuevas técnicas de embellecimiento actuales y han llegado a cambiar tanto sus facciones que parecen otra persona.
¿Usted quiere encontrar una mujer fea, en los momentos actuales? ¡Sí!, es factible encontrarla. ¡Búsquela entre las feministas y le aseguro que la va a encontrar! ¿Por qué? Simplemente porque la característica más femenina de la mujer, es ser agradable. La sonrisa, la dulzura que irradia una mujer, la ternura, es lo que la hace femenina y hermosa.
En realidad, pocas, muy pocas mujeres, necesitan cirugía plástica. Lo que sí necesitan algunas es cirugía sentimental. Quizás por lo que han tenido que vivir, se han ido haciendo duras en el trato, insensibles, y han ido perdiendo ese don natural de la mujer: la ternura.
Yo seguiré insistiendo en lo que considero real. Para mí es imposible que una mujer sea naturalmente insensible. La mujer fue hecha para amar y ser amada. La ternura es su carta de presentación.
¡Que el mundo ha cambiado a la mujer, es cierto! La mujer trabajadora (que se merece mi admiración), se ha visto obligada a cumplir las dos funciones, pero vuelvo a insistir, no existe mujer fea… a menos que quiera serlo.