¡Dejemos la enfermedad! ¡Uno de los peores males del mundo es el morbo! La gente se solaza hablando, gritando y discutiendo sobre política, corrupción, payasadas y más sobre política, sin darse cuenta que mientras más hablan, más propaganda le hacen a esa persona. Abdalá Bucaram con acierto decía: “que hablen de mí, que hablen, no importa que hablen a favor o en contra! Lo que importa es que hablen. El pueblo no recuerda lo que dicen, lo que sí recuerda es de quien hablan. Y mientras más hablan, más me recuerdan.
Esta es la política que copió Correa. Por eso creó las sabatinas, una manera de lograr que todas las semanas se hable de él, y como decía Bucaram, no importaba si era a favor o en contra.
Esta es la forma de hablar de los populistas, y los que más los ayudan son los periodistas. Por eso hablan de los periodistas, para buscarles la lengua y que les respondan.
¿Quieren acabar con los Bucaram y los Correa? Dejemos de hablar de ellos. Todos sabemos que hay miles de juicios y de robos que aún no salen a la luz. ¡Aguantemos el morbo! Dejemos que sólo la justicia cumpla su deber. Que aparezca la noticia como noticia secundaria. No demos cabida a más comentarios. Tengamos presa dentro de la cárcel de nuestros labios, a la “sin hueso”, no la dejemos emitir sonido alguno y que la prensa no escriba comentarios sobre el tema. Sólo la noticia y en segundo plano.
No demos paso a nuestra justificada ira. Si nosotros nos contenemos y dejamos que sea la justicia la que actúe, estamos fumigando la cueva de las ratas. La prensa tiene su papel protagónico. ¡Por más escandalosa que sea la noticia, dejemos el amarillismo! Todo sin titulares grandes. ¡Ahorremos papel y palabras!