En el Departamento de Estado era una práctica común señalar, y con amplísimo criterio, a los latinoamericanos como los responsables en elegir a sus dictadores. Sin duda, Chávez, Correa y compañía, llegaron democráticamente al poder y luego trapearon la juridicidad con la venia de sus electores. Ante la falta de reales Estados de derecho, la oposición solo consiguió enfrentarlos cuando la debacle económica les imposibilitó mantener sus viles asistencialismos. Los EE. UU., bajo presidentes demócratas y republicanos, han permanecido automarginados de la región a pesar del acecho del socialismo internacional, el auge del narcotráfico y el intervencionismo chino.
Trump, subliminalmente mediocre, egocéntrico y de largo el menos intelectualmente preparado de los mandatarios estadounidenses, no ha sido un dictador más porque la Corte Suprema ha mantenido a la Constitución de 1787 y sus 33 reformas como los guardianes del poder constituido. La votación de este 3N marcará el fin de una era y el comienzo de otra. Gracias a Trump, la elección de incalificables dejó de ser una característica regional. Biden llegará a la Casa Blanca, no por sus calificaciones y perseverancia, sino por una pandemia que hizo críticamente evidente las demenciales argucias de un magnate de la manipulación de un sistema al que ahora deberá rendir cuentas. Luego será el turno de Biden, sentenciado más por su hijo Hunter que por el peso de los años. Aún así, su elección para un único periodo contemplaría menos riesgos que los de un Trump reelecto.
En definitiva, la politica norteamericana; entre demócratas y republicanos queríamos encontras diferencias de fondo, como la nuestra entre libetales y conservadores; solo había una diferencia: la hora de ir a misa. Si bien, algo de su impronta pone el mandatario de turno, no es menos cierto que la politica gringa o mejor dicho la forma de conducir el Estado, es una politica de Estado permanente e intocada. Son las grandes corporaciones que «marcan el compás». Espero que mañana se marque un hito, entre el peligroso arlequín de turno por otro menos leligroso.
Magnífico, Gonzalo. Un sujeto racista, dictatorial, ignorante, abusivo, sin calidad humana, es imposible que siga en el poder en la primera potencia del mundo. Es un mentiroso compulsivo que llevaría al naufragio total a Estados Unidos. Un abrazo
Trump es la mejor opción