13 diciembre, 2024

Federalismo, la opción

En octubre de 1820, albores del Ecuador independiente, Olmedo, Rocafuerte, Ximena y Roca, libertadores de Guayaquil, entre otros patriotas, sembraron la primigenia semilla del FEDERALISMO. Concibieron al Guayaquil independiente como estado federal, pero su concepción fue efímera, ya que cuando se desintegra la Gran Colombia en 1.830 nace el Ecuador con sistema republicano y centralista en su política y administración como es hasta hoy, situación que ha impedido el desarrollo justo y armónico de las distintas provincias y cantones del país, pues este sistema se nutre con asfixiantes legislaciones tributarias y administrativas dirigidas siempre, al fortalecimiento de la Cuenta Única del Tesoro Nacional, dogal impuesto al pueblo ecuatoriano.

Siendo este tipo de la administración pública una negativa realidad, es mandatorio debatir con sentimiento patrio y objetivo la conveniencia de establecer un sistema político-administrativo que propicie el desarrollo del nuevo Ecuador, para bien de la grandeza de todos en sentimientos y realizaciones.

Cuando los guayaquileños de nacimiento y los que somos de corazón hablamos de federalismo, inmediatamente nos tildan de regionalistas. Eso no es verdad. Seamos francos. Los únicos que vociferan y se rasgan las vestiduras únicamente son los quiteños, jamás hay voces disonantes de ecuatorianos de otras provincias o cantones. Reitero únicamente son ellos, que por su intrínseca naturaleza de cortesanos y burócratas se nutren masivamente del erario nacional. Entonces, para un verdadero y constructivo debate es necesario que los ecuatorianos comencemos por entender fielmente y con claridad meridiana: centralismo, regionalismo y federalismo. Auxiliémonos del DRAE 

Centralismo: doctrina de los centralistas, cuya finalidad es centralizar la política y la administración, ejercida mediante la total concentración de la resolución de los asuntos políticos y administrativos en el gobierno de un país o en sus delegados directos. Asumiendo el gobierno nacional toda la autoridad, privando con ello de resolver a las corporaciones provinciales o municipales de las decisiones de sus propias autoridades.

Regionalismo, fundamentalmente es: actitud separatista de una porción de territorio nacional, que exalta sus vínculos de unidad íntima y desconoce la comunidad de pasado y porvenir con la nación a la cual pertenece y rechaza. Constituye un nacionalismo minúsculo.

En cambio federalismo: doctrina política que apoya la forma federal como régimen más adecuado para organizar el Estado, reconociendo la necesidad, interior y exterior, de la unión en ciertas materias de legislación y gobierno; pero con autonomía amplia para los territorios con personalidad geográfica e histórica, e incluso legislación y gobierno locales, en todo lo no confiado al Estado Federal, al Ejecutivo o Gobierno Federal.

Del análisis a conciencia de los tres términos precedentes es justo y obvio que concluyamos que quienes hablamos de federalismo, de ningún modo podemos ser regionalistas; lo que pretendemos quienes apreciamos las bondades de este sistema de administración pública, es que éste sea el brazo ejecutor de un estado unitario pero con autonomía propia y racional de cada uno de los estados que nuestro país en un futuro no lejano se constituya, que bien podrían ser cinco o seis en razón de las proximidades y similitudes geográficas o por la idiosincrasia de sus pueblos.

Los guayaquileños jamás seremos regionalistas. Nacemos y vivimos con un sentimiento permanente y eterno “GUAYAQUIL POR LA PATRIA”

 

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Hay una verdadera psicosis en todo el país, los ciudadanos tratamos de darnos nuestra propia seguridad, ya sea colocando alarmas en los vehículos, dispositivos anti balas en los vidrios, localizadores satelitales, etc. lo mismo en nuestros hogares, ya no son lugares seguros, colocamos cercas eléctricas, guardianes, perros amaestrados y otros artilugios electrónicos. Tampoco son seguros los bancos, locales comerciales, restaurantes; amén de las calles donde transitamos, todos los ciudadanos nos encontramos indefensos y con el temor permanente porque en cualquier momento corremos el riesgo de ser asaltados y quién sabe agredidos brutalmente o asesinados.

Los asesinatos por encargo a manos de sicarios se ha vuelto noticia cotidiana; los muertos por “ajuste de cuentas”, el “secuestro exprés”, la audacia y agresividad de los delincuentes ha llegado a grados extremos jamás vistos en nuestro país; desgraciadamente la Policía, a partir del 30-S está prácticamente desarticulada. Las autoridades del Estado están en la obligación de hacer los cambios urgentes que la sociedad demanda, los cambios que se debe hacer en la policía para que sea eficaz y tenga la confianza ciudadana, se debe hacer ¡ya! sin cálculos políticos y conveniencias. La policía ha estado obligada a ejecutar un sinnúmero de misiones que le resulta imposible cumplir con la fundamental seguridad ciudadana, tenemos Policía de Tránsito, Judicial, de Migración, de Turismo, Ambiental y varios grupos especiales; además da seguridad a las autoridades de todos los niveles y a sus familiares, a las embajadas, a bancos, etc.

2 comentarios

  1. Centralismo es todo para mi y poco para ti. Lo impone el más fuerte y grande.del grupo. En el caso de nuestro país es Quito por ser sede del gobierno nacional. Pero será historia similar en regionalismo, federalismo o como se quiera llamar. Lo vemos en nuestro sistema de división territorial en provincias, en el que, con excepciones pocas. las capitales son las mejores servidas.
    Hay que apuntar a una adecuada y equitativa distribución de los ingresos y riquezas del país, sembrando las oportunidades de desarrollo en todas las provincias, sin miramiento alguno ni cálculos mezquinos.
    Por ejemplo: ¿por qué se vuelcan todos los esfuerzos por repotenciar el puerto dragado de Guayaquil, cuando el de Manta es el realmente marítimo, de mayores ventajas y facilidades? Pero permanentemente se torpedean los esfuerzos que los mantenses realizan para que se aproveche su privilegiada posición geográfica, que agilizaría los tiempos de exportación e importación.
    Hay mucho por meditar, pues, con el debido respeto, a veces solo vemos la paja en el ojo ajeno,
    José Cevallos

    1. Sr Cevallos, no le haga el juego a los centralistas. El dragado del canal de acceso al puerto de guayaquil no lo pagó el gobierno, lo pagan las navieras que entran con su carga a los puertos de guayaquil.

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