24 noviembre, 2024

Factores para elegir

No sé quién saldrá electo presidente de los Estados Unidos, pero de un lado, si hubo fraude, es horroroso el factor de corrupción, y por el otro, si no lo hubo, es monstruoso que se lancen acusaciones falsas de fraude, que permitan que se dude de un sistema electoral que ha sido centenariamente limpio.

Ambas situaciones ponen al culpable en el papel tristísimo de intentar desestabilizar al país.

Trasladando esta situación a nuestro país y a los países de América latina, esa es, desgraciadamente la forma como se acostumbra a hacer política. Los electores tienen la obligación de escuchar por igual verdades y mentiras y adivinar a quien le creo.

Hay ciertos factores, de acuerdo con las redes sociales que, al pecar un poco de fanáticos, queremos hacer valer como si fuera el único factor que debe ser tomado en cuenta.

Volviendo al análisis de la elección americana, el radicalismo del partido demócrata, que se dispara contra la moral y las buenas costumbres y contra la familia, debería bastar para elegir al bando contrario. Sin embargo, es muy importante ver también y analizar al contrincante. Trump no es un ejemplo de virtudes. Su vida personal deja mucho que desear como para que pueda ser ejemplo, como familia, o como persona. No hay que sólo decir, hay que también ser.

La moral, las buenas costumbres, la decencia, deben ser la base de la familia, es decir, de la sociedad. Sin eso, ninguna sociedad o grupo humano puede perdurar. Está destinada a desaparecer.

En las elecciones en nuestro país, uno de los factores que me preocupan, es justamente este. Hay grupos de personas que dividen los candidatos en dos categorías: PROVIDA y PROABORTO. La sola idea del asesinato de los no nacidos es tan monstruosa, que ciega a las personas y las bloquea, en tal forma, que sólo esta idea, los lleva a decidir su voto.

Hay muchos otros factores que también deben ser considerados para decidir el voto: Su plan de Gobierno, su ideología política, sus ideas sobre economía, sus ideas en relación con el tipo de Gobierno, sobre la Empresa privada, sobre el manejo del país, es decir, hay muchísimos factores que tienen tanta o más importancia que el pensamiento personal libre sobre el aborto.

El pensamiento personal sobre algo no implica que alguien vaya a implantar una ley. Cualquier idea sobre el tema, si se la quiere hacer ley, tendrá que pasar por un referéndum y es allí donde debemos actuar. No nos asustemos inútilmente por los criterios que oímos de tal o cual candidato, a menos que diga explícitamente, que es su deseo hacer tal o cual cosa. Mucho más valor tiene los otros factores. Hay tantos riesgos en la economía del país, que de nada va a servir que no haya abortos, si no hay que comer.

¡SÍ! Debemos a rajatabla defender la familia, la decencia y la moral, pero dentro de los cánones de la racionalidad y actuando cuando haya que actuar.

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