No creo que haya habido fraude electoral en Estados Unidos. Eso es asquerosidad común nuestra, de los países subdesarrollados. Aquí los muertos votan, hasta cinco veces en una elección, se va el sistema, Votan más del número de votantes, etc..
Ese tipo de proceder habla tan mal de la Nación, de sus autoridades electorales, que si ha habido fraude que ha podido probarse, aunque sea en un solo voto, eso debería bastar, para darle el triunfo al candidato que no hizo trampa. Fuera el que fuere.
“La ley del más sapo” es latinoamericana. No me asombraría (aunque debería asombrarme) si es que ha ocurrido en Estados Unidos, porque la población de latinoamericanos es elevada.
¿Qué implica lo que se comenta que puede haber pasado? Sinceramente, me resisto a creer que pueda ser verdad, porque en Estados Unidos sí hay ley y hay justicia, y las penas por delitos son tan graves que, de solo pensarlo, creo que muchos se arrepienten hasta de haberlo pensado.
Pero si fuera verdad, es una vergüenza, no sólo para el que cometió el fraude, sino para todo el partido político que lo aceptó, lo mismo que, si fuese una acusación falsa, sería una vergüenza para el que acusa falsamente.
En nuestros países latinoamericanos ambas contravenciones son el diario trajinar de la política. De cada cien promesas que hace un político, trescientas son mentiras. El ingenuo le cree y le da su voto, sin ponerse a pensar, que al robarle al Estado, le está robando a él mismo, ya que el bono de pobreza lo paga el Estado y no puede ni aumentar y a veces ni pagarse, porque los que le roban al Estado se llevan ese dinero.
Por el bien de Estados Unidos, ojalá no sea verdad lo del fraude y que sea o no fraude, las autoridades apliquen toda la ley, por hacer fraude, o por acusar falsamente.