22 noviembre, 2024

El CNE y las elecciones

Realmente asusta la forma en que se pretende hacer política en el Ecuador.

De acuerdo con el cronograma de elecciones, había una fecha límite para presentar las candidaturas, pero como la Sra. Atamaint pertenece a un grupo político, parece que esa fecha límite es para los demás, pero no para su partido, y el partido político que no pudo presentar sus candidaturas, por imposibilidad de un candidato con orden de prisión confirmada, sin elecciones primarias, pues la persona con orden de prisión era el candidato, cambió de Vicepresidente y se acepta el cambio, cuando ya estaban cerradas las inscripciones. ¿Es un juego? ¿Para qué se ponen las reglas?

Por poner solo 2 ejemplos, va el segundo: Ahora, casi 2 meses después del cierre total de inscripciones, el partido Justicia Social, presenta otra candidatura a la Presidencia y Vicepresidencia de la Republica, que al menos tiene toda la apariencia de ser candidatura chimbadora, para quitar votos a la candidatura que parece tener mejor opción.

Me pregunto: ¿Es factible que una persona que procede en esta forma, pueda seguir como Presidenta del CNE? ¿Los ecuatorianos somos borregos y aceptamos que se rompan las reglas y los plazos?

¿Es que ya están decididas las elecciones? ¿Ya el Gobierno decidió cual es el próximo Presidente? ¿Entonces, para qué nos hacen ir a votar? Me parece una tomadura de pelo a todos los ecuatorianos!

Creo que el Señor Presidente, por más comprometido o amenazado que esté por la mafia gubernamental, por lo menos, debe exigir que se guarden las apariencias, para al menos hacer creer, que vivimos en democracia. En realidad, es vergonzosa la forma como se pretende decir que somos un país democrático.

El CNE es una Institución que garantiza la democracia. Lo que existe en Ecuador es una manipulación electoral que demuestra que lo que menos existe en el país, es democracia.

¿Quién puede confiar en una Institución que se va contra sus propias reglas?
¿Cuál sería la excusa que pretende poner contra estas dos decisiones (cada una peor que la otra), y aparte otra serie de irregularidades, como recibir a un candidato con cédula de otra persona. Parece de Ripley las ridiculeces que han pasado. Si hubiera un poquito de dignidad en el Gobierno, esas cabezas deberían haber rodado.

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