Aún recuerdo no con mucha nostalgia, (pertenezco a la generación X), a los que iniciamos muy jóvenes en la política, nuestras funciones dentro de los partidos en los cuales militábamos, eran muy reducidas o casi nulas, éramos operadores del desarrollo partidista, manejados por políticas públicas que se las dejábamos a nuestros mayores a quienes admirábamos y seguíamos por su empuje y experiencia comprobada.
No quiero que entiendan lo anteriormente escrito, a tono de queja o que simplemente la juventud de nuestra época era seguidora de encantadores de serpiente o de pitonisas de un futuro por venir, nada de eso, sino simplemente que fuimos criados en el contexto del respeto a nuestros mayores que eran quienes nos debían encaminar con su experiencia y trajinar por la vida, por el buen camino al éxito, de ahí, que nuestros padres, maestros, guías y autoridades, llevaban un plus sobre nosotros porque siempre esperaríamos lo mejor de ellos, a sabiendas que si los seguíamos era porque ya habían demostrado su valía en cada uno de sus ámbitos.
Toda la generación X y quizás los primeros años de Y se manejó bajo esos preceptos, es por tal que nuestra política estaba llena de notables como lo fueron LFC, Nebot, Neira, Del Cioppo y porque no decirlo, el mismo Borja y Durán Ballén, que aunque estos dos últimos no eran electoralmente hablando, de la línea de acción que yo seguía, hicieron aportes significativos al País desde sus puestos de poder.
Con la disrupción de la tecnología dentro del entorno mundial también se obligó a hacer una disrupción en la política y la sociedad, en donde nuestros mayores pasaron a ser entes del pasado, y ya no fuente de inspiración y experiencia, sino convertirlos en adornos pasados de moda, consecuencia de la globalización, quizás, pero en definitiva, un cambio brusco en la manera de pensar y de cómo hacer las cosas dentro de un nuevo espectro donde lo pasado ya es pesado y sólo lo nuevo es lo considerado útil y práctico.
Las generaciones Y y Z se apoderan de todo, o creen apoderarse de todo y las medidas que se toman tienen que orientarse a ese nicho, que ahora en nuestro país representa más de uno de cada tres votantes cuando hace menos de dos décadas no llegaban a ser uno de cada cuatro electores, cambiando drásticamente el accionar político y la manera de hacer política.
Surgen nuevas figuras en la palestra, nuestra alcaldesa Cynthia Viteri, Cristina Reyes, Susana González, Andrés Roche, Henry Cucalón, Vicente Taiano, Josué Sánchez y tantos otros jóvenes de la época o de las actuales, que pusieron su nueva impronta de cambio y progreso con un objetivo común, el SERVICIO a los más necesitados; conceptos de política antigua, de mi generación y de las anteriores que se tendrán que mantener vigentes por siempre.
La disrupción no es mala, de hecho es un paso más a la evolución positiva, pero no se puede desmerecer nunca lo pasado, más aún, cuando ese pasado fue el soporte del presente y la proyección al futuro que se nos viene, debemos convivir entre generaciones y pensar que si no hubiera sido por las generaciones que nos precedieron aún estaríamos en tiempos cavernarios, donde se imponía la ley del más fuerte del clan.
Estas nuevas elecciones son un desafío ciudadano, debemos votar con el Covid 19 a cuestas, con sus consabidas repercusiones económicas que todavía no son totalmente visibles y discernir si queremos más de lo mismo, al más fuerte del clan o a quien de alguna manera u otra, con planes sostenidos y sustentables, nos llevará a un mejor futuro aunque sea complicado, mucho OJO, estamos en Manos de la Y y la Z.
Excelente reflexión. Tenemos que continuar respetando la experiencia que da cuenta de aciertos y equivocaciones. Adelante jóvenes! Pero no olviden que los pilares en que se sostiene el mundo están en los que ayer lo fueron también. Y el mundo cíclico continuará. No esperen a ser ancianos para recién darse cuenta de que se debía respetarlos y de ser el caso corregirlos con respeto y educación.
Lo veo un poco peligroso, sobre todo por el tipo de educación diferente, nosotros, los de los 80 estamos acostumbrados al esfuerzo, recibimos valores desde la familia y el colegio contribuyó muchísimo a la formación humana, yo soy de La Inmaculada, pero no queda más que confiar en el candidato que permita la recuperación económico-social-política del país.