Los últimos 40 años se han desenvuelto dentro de grandes crisis políticas y económicas, pero ninguna como la que hoy maneja un descarrilado contingente económico bajo la sombra de un intelectualmente limitado mandatario, de escasa preparación y no apto para el trabajo. El país se encuentra quebrado y a la merced de imposiciones foráneas.
Sin crecimiento económico, el gasto corriente sigue en aumento mientras el Ejecutivo se debate entre la imperante necesidad de reducir impuestos para generar empleos y la ilusa política de aumentarlos en pos de mayores ingresos fiscales. El inexistente ahorro nacional contrasta con la nula recuperación de los valores saqueados en el sector público. La falta de seguridad jurídica redunda en que los criminales de cuello blanco sigan a sus anchas. El auge delincuencial está ligado a la falta de empleo, al vertiginoso crecimiento del narcotráfico y al creciente consumo de drogas que desbordan las capacidades de un Estado con recursos comprometidos. La Seguridad Social, atracada por dentro y por fuera, carece de medicinas y compite con un sistema de salud estatal que no abastece a una población que pasa hambre. La educación superior produce desempleados.
El Legislativo es el festín diezmador de una clase política desprestigiada. Las desguazadas Fuerzas Armadas se posicionan entre el cumplimiento del deber institucional y su limitadísima capacidad militar. Finalmente, no hay garantías de que el fraude electoral sea algo del pasado. Esta es la realidad en el prisma de las evidencias.
Y no se avizora un interés de la clase política de cambios constitucionales que permitan castigar a los que saquearon al país.
Que lastima que tu escueta radiografia del Ecuador sea cierta
Lo peor de tu analisis es que no vemos, a corto plazo, visos de solucion , menos aun cuando el panorama electoral es ,y no deberia ser, un refugio de buenas opciones.
Solo queda decir !!!! Pobre pais !!!