¡No me preocuparé por lo que pasa en el mundo! No me preocuparé por el nuevo orden que quieren imponer en el mundo. No me preocuparé por las enfermedades, ni por las dificultades que se presentan en el día a día, en mi vida, en mi Ciudad, en mi país, en el planeta. No me preocuparé por los problemas, las dificultades, las enfermedades o problemas de mis familiares y amigos y de la gente que conozco.
Ahora que se habla tanto de los Iluminati, del NUEVO ORDEN MUNDIAL, que hay tantas defensoras del asesinato masivo (aborto), que se quieren casar sin complicaciones de hijos, que quieren que la homosexualidad, sea la nueva forma normal de vida, que se abuse de menores y tantas payasadas más de gente enferma y psicópata, creo muy necesario que confiemos en Dios.
El mundo es perfecto tal como fue creado por Nuestro Padre Dios, y Él sabe muy bien lo que ha hecho, lo que hace y lo que hará. Tengo que aprender a confiar, tengo que comprender que todo, absolutamente todo lo que pasa, tiene solución y que lo que nos hace daño, es dudar de la omnipresencia de Dios y de su decisión de darnos absolutamente todo lo que necesitamos, sin pedirnos nada, a cambio. ¡No tenemos que pedir! Él sabe mucho mejor que nosotros lo que necesitamos y lo que nos hace falta.
El Ser que nos creó, es infinitamente bueno y misericordioso y se preocupa hasta por el más mínimo detalle de cada una de sus criaturas (nosotros, incluso de los que lo hieren). ¿De qué dudo? De lo único que podría dudar es de mí mismo. ¡El problema soy yo!
A lo que debo dedicar mi tiempo, es a darle gracias a Dios por todo lo que me da y por lo que nos entrega a todos. Él no nos impone nada, nos deja actuar con libre albedrío, nos permite decidir por nosotros mismos, incluso contra nuestra conveniencia.
Debemos amar y adorar a Dios, por ser tan bueno con nosotros, nos ha dado la familia, amigos, padres, hermanos, hijos, conocidos, nos ha enseñado y nos permite amar.
Vivamos agradecidos con Dios, con absolutamente todo lo que nos da, aunque pensemos que no nos está dando lo que queremos, porque lo que nos da, es lo que necesitamos. Ya tendremos tiempo para meditar y saber la realidad. Él nos da todo, absolutamente todo lo que necesitamos. Aprendamos a no dudar ni discutir con Dios. Lo único que debemos hacer, es ponernos de rodillas y decirle Gracias Padre Nuestro, por darnos todo, sin merecer nada.
Volvamos a Dios nuestros brazos cansados, más que para pedir, para agradecerle, para poder sentir como su mano nos guía hasta en el más ínfimo paso que damos en este mundo.
Gracias, Dios mío incluso por las dificultades y los abrojos que encontramos en nuestro camino. Gracias, ¡Gracias por habernos creado y por darnos todo lo que nos das!
¡¡NUNCA DUDEMOS DE DIOS!!