21 noviembre, 2024

Beethoven: 250 años de su nacimiento

Ningún otro compositor se identifica con un período histórico o un movimiento socio-cultural como Beethoven. Iinfluido del espíritu del Iluminismo y la Revolución Francesa creía en los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Anhelaba cambios en la sociedad. La era Napoleónica le auguraba esa transformación: el fin del viejo orden. Beethoven es, en esencia, el músico de la Revolución.

El compositor de Bonn fue el primer músico que consigue estatus de genio y que la sociedad lo reconozca como tal. Beethoven nace un 16 de diciembre de 1770 para gritarle al mundo: “¡Puede haber mil príncipes, pero solo habrá un Beethoven!” Es el primer compositor que se ubica en el centro de su música para explicar al mundo quien es el. Desnuda su alma en ella, pero también nos explica a nosotros quiénes somos y que deberíamos ser como humanidad

Con su Sonata Claro de Luna nos participa la ternura y el dolor de sus amores no realizados: vivió enamorándose de mujeres de la nobleza, en un mundo con prejuicios de clases que nunca le permitieron casarse y consumar su pasión por la mujer, a quien la muestra como heroína en su única Opera: Fidelio.

En 1802 Beethoven sabía que su sordera era incurable y progresiva, intento suicidarse y escribió el testamento de Heiligenstadt en medio de una terrible depresión: “…me resultó imposible decirles a los demás: Habla más alto; ¡grita, porque soy sordo! … ¿Cómo podría proclamar la deficiencia de un sentido que debería haber sido más perfecto conmigo que con otros hombres…A punto de poner fin a mis días…El arte, nada más que el arte me contenía ¡Ah, me parecía imposible abandonar este mundo antes de dar todo lo que sentía germinar en mi alma!”

La depresión afecto su sistema gástrico. En el segundo movimiento de su Sinfonía no. 2 escuchamos los inarmónicos sonidos que produce su aparato digestivo. Nos dice: “Soy un genio, pero soy un hombre de carne y hueso como ustedes, aquejado de los mismos males”. Amaba el campo de su adolescencia y cuando podía, salía de Viena a descansar en la campiña. Nos lo comparte con la dulzura y lirismo de su maravillosa Sexta Sinfonía “La pastoral”.

La Tercera Sinfonía cuenta la historia de un héroe por lo que Beethoven piensa dedicársela a Bonaparte. Decepcionado del Corso al proclamarse Emperador, la tituló: “Sinfonía Heroica, compuesta para celebrar la memoria de un gran hombre”. Este gran hombre era un ideal, pero, más bien, era el espíritu del heroísmo lo que interesaba a Beethoven.

La Tercera tiene una introducción corta, potente y clara. Sólo dos acordes directos al punto. Es el héroe plantándose ante el desafío que está por comenzar; es el momento de decisión frente a lo desconocido. Lo que sigue en el segundo movimiento es una marcha fúnebre. ¿Quién murió? Conociendo su intento de suicidio de 1802, se entiende que el Héroe de la Tercera Sinfonía nunca fue Bonaparte; el Héroe siempre fue Beethoven. El Beethoven que nace (o renace) en esta obra, ha perdido muchas cosas, que seguirá perdiendo y jamás recuperará; es exactamente lo mismo que nos pasa a todos nosotros en nuestras vidas.

Con las cuatro notas más conocidas del repertorio de la Música de Concierto, con un motivo quizás algo salvaje, construye casi todo el primer movimiento de su Quinta Sinfonía y nos describe su carácter fuerte, impositivo, determinante. La música pinta una personalidad subyugante y ese es su mensaje, no el “Destino tocando a la puerta”. Estas cuatro notas nos llevan a una especie de viaje memorable desde la oscuridad a la luz, del tormentoso mensaje del primer movimiento al jubilo y triunfo del final. Es Beethoven diciéndonos una vez más: “A pesar de mi sordera y desesperación he triunfado sobre la música, sobre las notas y sobre el mundo”

Estaba completamente sordo cuando compuso la Novena Sinfonía. Solo su oído interior escucho estos maravillosos sonidos y su incomparable cuarto movimiento coral sobre un poema de Schiller. Beethoven quería contar la liberación de la humanidad y en el cuarto movimiento nos narra el triunfo de esta. Pero la victoria está plagada de duelos entre la parte positiva y negativa y desde esa tragedia surge, como un halo de esperanza y jubilo, el “himno de la alegría”, un llamado a la hermandad de toda la humanidad.

No soy experto en música, disfruto inmensamente de “ese único placer sensual que no es un vicio”, pero siempre he creído que se cometió una injusticia al dividir la Música de Concierto en periodos Barroco, Clásico, Romántico y Moderno. Entre el clasicismo y el romanticismo brilla una sola estrella: Beethoven y su sola obra amerita hablar de un periodo en la música que yo lo llamaría Periodo Heroico.

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1 comentario

  1. IGUAL QUE USTED SOY UN ADMIRADOR DE LA MÚSICA DE LUDWIG VAN BEETHOVEN, TENGO UN HERMOSO CUADRO, EN EL QUE SE APRECIA SU ROSTRO Y, MAS ABAJO SE REFLEJA LA PINTURA CON LA QUINTA SINFONÍA,. ADEMAS TENGO ALGUNOS LIBROS CON MAS DE 330 PARTITURAS DE FAMOSOS, ENTRE OTROS LIBROS EN LOS QUE SE PUEDE LEER ACERCA DE TODA LA VIDA DEL ILUSTRE MÚSICO, YA MENCIONADO.
    USTED ES COLECCIONISTA DE OBRAS O TOCA ESAS SINFONÍAS?
    LO FELICITO POR SUS COMENTARIOS, MUY ACERTADO ESCRIBIRLOS EN EL RECORDATORIO DE LOS 250 ANOS DEL NATALICIO DE BEETHOVEN

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