23 noviembre, 2024

Un año para el recuerdo

Este debería ser un año para el olvido, pero las devastadoras consecuencias de la crueldad de esta pandemia serán difíciles de borrar por mucho tiempo. A partir del próximo año la vacuna nos brindará reconforto en salud pública y las elecciones nos ofrecerán una oportunidad más para reivindicarnos ante la perversidad del totalitarismo. Sin duda, esta pandemia no fue causada por el SSXXI nacional, pero la falta de preparación para enfrentarla debería constituir un perentorio testimonio de lo más protervo que la política puede infligir al ser humano y de la vulnerabilidad de toda una sociedad a manos de unos cuantos delincuentes.

Si bien no es menos cierto que un significativo caudal de electores sigue por ignorancia apoyando la tendencia revolucionaria, será crucial para la reconversión del país que el relevo en Carondelet establezca una verdadera cátedra de jurisprudencia ética a pesar de la complejidad del desafío. Las leguleyadas criollas son las vías más largas y tortuosas en el mantenimiento de un status quo que posterga indefinidamente la consecución del bienestar ciudadano.

Para vivir en paz, progreso y libertad debe existir justicia, no de mínimos acuerdos ni de requisitos básicos, sino de plenos, irrenunciables y contundentes derechos. El imperio de la ley, tanto en el papel como en la práctica, será siempre la piedra angular de nuestro ansiado desarrollo. Su ausencia, sin embargo, nos condenará a permanecer en la marginalidad y a merced del mercantilismo político. El país necesita un nuevo amanecer.

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Estoy Cabreado

La palabra cabreado hace relación al enojo, fastidio o disgusto, y creo que algunos consideran su uso como no educado, pero no es así. Estar enojado, fastidiado o disgustado es todo ello junto más una dosis de determinación a protestar y reaccionar al respecto. Resumiendo, estar cabreado es castizo, no es patán y se origina en la cabra un animal arremete contra que todo lo que fastidia. Felizmente no hay ningún editor que pueda retener mi entrega a causa de la semántica. Y eso suele suceder con quienes sustentan ese cargo de Director de Opinión, cargo que sugiero al diario el Universo lo haga desaparecer. Es un contrasentido, porque la opinión no está sujeta a nadie que pueda hacer cambiar una palabra, una frase y peor influir en el contenido de una entrega de opinión, porque entonces dejaría de serla.

Y estoy cabreado con Gamavisión porque esta semana ha seguido insistiendo en usarme para esta malévola intención de judicializar o desprestigiar a diario El Universo respecto a asuntos sucedidos hace dos décadas. Y como no son valientes sino al parecer serviles tratan de resucitar a los muertos en base del contenido de mi libro ”Al desnudo” que resume veinte años de mis escritos de opinión publicados en diario El Telégrafo, cuando éste existía de verdad. No debería estar tan cabreado si considero que ha resucitado la venta e interés de este libro del cual se editaron 3.000 ejemplares, quedando algunos cuantos en mi bodega del ayer.

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De manera frecuente, así políticos como dirigentes sindicales y empresariales —e incluso ciertos analistas de temas relacionados con la economía— suelen señalar a la creación de empleo como objetivo de las políticas […]

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