Nuestra política, es así. Da en verdad pena vivir en un país donde los que rompen las leyes, manejan las batutas. Vemos como muchos juicios que ya deberían ser condenatorios, porque va a ser prácticamente imposible probar un sobreseimiento, se estancan y duermen el sueño de los justos. Se quedan en “la percha” por meses y se retoman cuando aparece un justificativo que “podría” probar nulidad o inocencia.
No soy una persona ávida de condenar, pero creo que es una tomadura de pelo, el dejar estancados juicios y que aves de alto vuelo se exhiban públicamente con cinismo. Uno de los puntos que más preocupa, es la forma como la corrupción se va asentando cada vez más en la política. Ahora la forma de defensa del delincuente es presentarse como candidato a algo. Mientras más cínico el individuo, más osadamente actúa.
En el lejano oeste americano, de acuerdo al cine, los pillos pervirtieron ya el término. Una de las expresiones era “el honrado” Juan. La gente empezó a comprender que Juan, no tenía nada de honrado.
Ya mismo vamos a hablar del “político” fulano, para referirnos al pillo fulano. Es una pena que a una profesión tan noble, se la degrade en forma tan horrorosa, pero es comprensible. El Gobierno es una “arca abierta” y “en arca abierta, hasta el justo peca”.
Creo necesario que reflexionemos y busquemos rehabilitar la política. Desgraciadamente muchos políticos ya están altamente comprometidos con mafias que han encontrado su “modus vivendi” en las arcas gubernamentales. Recuerdo a un querido amigo (ya fallecido), que terció y ganó como Alcalde de una Ciudad. Emocionado, me dijo que había arreglado “su situación económica”, y yo le dije que tenga cuidado, porque la política es corrupta y que podría salir “embarrado” y me contestó, feliz, que eso ya no era así. Que ahora ya todo el mundo sabe que para toda obra hay que poner un 10 a 15% de comisión (Correa lo elevó bastante más) y que eso era legal y no era robo. Le indiqué que mi criterio era contrario, que pensaba diferente y lógicamente, guardé mi distancia.
Creo que se necesita gente con principios, que le guste la política, que piense en el país y no en su bienestar económico, para que entre en política para así poder enderezar el país.