2020 ha sido un año de reencuentro con la vida, con el planeta y conmigo mismo.
Es cierto, he perdido y hemos perdido mucha gente valiosa. Murieron los que no debían morir y sobrevivieron muchos que deberían estar muertos, sobre todo los culpables de las desgracias del mundo.
Pero ha sido un tiempo sabio para meditar y darnos cuenta (los que buscamos lo bueno, en lo malo), del errado, difícil y enredado camino que ha seguido el mundo, que nos ha traído a la situación actual.
Los aciertos o desaciertos que hemos cometido, nos han perjudicado a nosotros mismos. Ha habido cambios es las estructuras de nuestras vidas y de nuestros negocios. ¡RENOVARSE O MORIR!, ha sido el lema que nos impuso la vida, los que se adaptaron al cambio, sobrevivieron.
Mientras tanto, el maligno, el que se aprovecha de nuestras debilidades para golpearnos y destruirnos, ha estado muy activo, aprovechando nuestra desesperación para que busquemos consuelo en el materialismo, en lo perecedero, para alejarnos del verdadero camino, de la confianza y seguridad, de lo que es estable y eterno.
Creo que es hora de volver al camino de la confianza y del amor. Es hora de dejar el temor, la desesperanza y la preocupación. Meditemos. ¿De dónde viene el pánico a la muerte? Nadie va a poder evitar ese último paso de nuestra vida. En algún momento, todos lo daremos. Lo importante, es estar preparados para ese gran último paso. ¿Ha arreglado bien su alma? ¿Ha buscado el bien para los demás? ¿No ha hecho mal a nadie? ¿No ha matado, herido, estafado o abusado de alguien? ¿Tienes claras tus cuentas con Dios? Entonces, ¿de qué tienes miedo?
Vive lo que te corresponda vivir. Si tienes bien tus cuentas con El de arriba, ¡no te expongas! También eso es pecado, pues es un desafío a Dios. Vive normalmente tu vida y agradece a Dios tu paso por este mundo. ¡Aprovecha para servir! ¡Servir es vivir! Si has vivido y has servido, has justificado tu paso por este mundo.
Este año es una bendición que Dios nos ha dado. Un regalo de tiempo para meditar, aceptar, buscar y encontrar la paz interior.
Excelente reflexión.