No es necesario explicar el significado de la palabra del titular del artículo, ya que prácticamente todas las personas saben perfectamente lo que expresa, no obstante, se lo puede simplemente abreviar como algo espantoso, deplorable, desagradable.
Es que turro resulto el debate al que fueron invitados los candidatos a la Presidencia, el mismo que se desarrollo en dos partes debido a la cantidad de aspirantes nunca visto en la historia democrática del Ecuador.
Lo turro no fue su organización, sino las respuestas que emitieron los postulantes en sus intervenciones. Claro que los organizadores tuvieron fallas, como la conducción, donde los reguladores no fueron más que árbitros que controlaron el tiempo y otorgaban la palabra; al margen de permitir publicidad de uno de los candidatos que ni siquiera participo en el panel. Fue la típica movida correista, siempre por el lado corrupto.
Por otro lado, se pudo observar el comportamiento de los 14 aspirantes que dejaron mucho que desear, especialmente si uno de ellos pretende gobernar el país. Exposiciones vagas, con generalidades que fue lo predominante. En el fondo no podían ser de otra forma por la cantidad de participantes.
Turro por la falta de confrontación y un real debate de ideas. No hubo críticas ni cuestionamientos a lo planteado por otro aspirante, salvo el de un exdirigente deportivo y de otro frustrado politiquero que atacaron a Lasso.
El debate revelo la pobreza de los pretendientes. La poca capacidad de liderazgo, quizás con contadas excepciones. El conseguir en tan corto tiempo exponer lo que proponían, podría ser un justificativo para lo turro que resulto. Todos insinuando combatir la corrupción sin decir cómo, y ofreciendo cambiar económicamente al país sin un planteamiento concreto.
Los que no asistieron son los más peligrosos. El correista con su plan de desdolarizar; de repartir bonos de 1000 dólares; extraer el oro de celulares; inventar dinero de forma electrónica; etc., y, el trompetista bicicletero y motorista vago, que pretende exportar barriles agua y cambiar el nombre del país, en definitiva, ofertas ambiguas e incompresibles.
Por último, su transmisión no estuvo al alcance de todo el pueblo. Muchos aun no tienen claro por quien votar. El poco interés por el proceso electoral hace que la decisión popular pueda ser tomada a la ligera. Que predomine el festival de ofertas. Que se piense con el estómago y, que el terreno sea fértil para el encantador de serpientes, el payaso o el lelo.
Se espera que hasta antes de 7 de febrero día de las elecciones, los ciudadanos tengan un mejor panorama que les permita votar pensando en el futuro del país.
Excelente artículo, de acuerdo, además se debe poner mucha atención para evitar un fraude.
Turro también las consecuencias para nuestro país!