Al parecer la corrupción ha alcanzado ya todos los niveles gubernamentales. Ya mismo va a ser necesario sacar a todos los presos de las cárceles y dejarlos libres para encerrar en ella a los ciudadanos honrados, para de esa forma protegerlos de la delincuencia. Al parecer, ya mismo los delincuentes van a pasar a ser mayoría, por la ineficiente justicia ecuatoriana, que fomenta la delincuencia.
El problema que se vive en las cárceles del país, es de tal magnitud, que a cada rato hay “ajustes de cuentas” de un grupo contra otro, y el silenciar a un “boca suelta”, que habla más de lo que debe, cuesta sólo centavos.
Las cárceles están llenas de presos que pertenecen a bandas delincuenciales que pelean entre ellas por lograr la hegemonía en las calles para su grupo. Allí, los guardias hacen amistad y entran a las bandas, son apreciados porque gracias a ellos, pueden entrar drogas, armas, dinero, mandar mensajes, etc.
En realidad, las cárceles en el Ecuador, son la mejor escuela para la delincuencia y los sitios para los menores de edad, son aún peores. Es muy común ver que Directores de cárceles dan trato especial a algunos delincuentes, ya sea por amistad, por miedo o por dinero.
Mientras no haya jueces honrados, leyes reales que se cumplan, sanciones justas y represivas que obliguen al delincuente a reflexionar antes de cometer un delito, seguiremos como estamos. Vemos que delincuentes que, de acuerdo con la justicia están encarcelados, son capturados en robos y con grillete puesto.
La corrupción está instalada en la justicia. Las cárceles y los centros de detención son el sitio donde las bandas consiguen nuevos miembros.
Los directores y los jueces, o son comprables o son fáciles de amenazar, y tienen miedo de enfrentar a las mafias que, como ya el narco tráfico está entronizado en el país, son poderosas y tienen raíces hasta en los puestos más altos del Gobierno (recordemos los convenios entre las FARC y Correa), que permitieron el crecimiento del narco tráfico en el país al eliminar la base de Manta.
El Gobierno tiene la obligación, de respetar a los ecuatorianos, de colaborar y pedir toda la ayuda mundial posible para eliminar la narco producción y el narco tráfico que están entronizados y destruyendo el país.