El poder en el Ecuador fue disputado por conservadores y liberales entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Los conservadores defendían el poder de la Iglesia sobre los ciudadanos; los liberales emanciparon al Estado de la Iglesia, volviéndolo laico y otorgándole al individuo más derechos. El debate entre las dos predominantes tendencias, más bien ideológico y dogmático, eclipsaba cualquier diferencia en materia económica. Internacionalmente, el comunismo nació en el siglo XIX, pero no fue hasta 1917 en que política y sangrientamente llegó al poder a través de la Revolución rusa y en 1959 mediante la Revolución cubana. El populismo criollo existió a lo largo del siglo XX y fue poder, pero siempre a través de grandes alianzas, sumándose a dictaduras civiles e interinazgos; fue evidente, sin embargo, sus vínculos izquierdistas cuando llegó por sí mismo a Carondelet en 1979. Desde entonces, la inestabilidad política promovida por pequeños grupos hegemónicos que dieron lugar a muchas dictaduras militares a lo largo del siglo XX, no ha cesado, mermando así el potencial de desarrollo económico nacional. Con gran apoyo popular, pero sin visión estructural, débil contextura política y carente de impulso económico, las crisis hicieron mella en el populismo de izquierda del retorno a la democracia. Fue así que la derecha regresó al poder. Para entonces, empero, los caudillismos comenzaron a ser más protagonistas que la propia relevancia ideológica, que si bien nunca dejó de existir, pasó a un segundo plano.