El Caballo de Troya que cumple la misión de dividir y captar ingenuos es el Feriado Bancario de USD 8.6 mil millones de 1999, escondiendo con“impunidad descarada” el Feriado Robolucionario de más de USD 100 mil millones y deuda de ¿USD 70 mil millones? en 14 años. Inculpan al Banco de Guayaquil que no estuvo en el baile.
Y esconden a los “políticos progresistas” que pidieron kushki, de la Democracia Popular con J. Mahuad y fraude electoral a Á. Noboa en el Centro de Cómputo de Filanbanco. Sindicatos, indígenas, maestros, fundaciones, academia y ecologistas calladitos al entuerto que anulaba al “empresario”.
Hoy, sacado por la izquierda y la derecha. El machismo e intereses del centro-derecha, sacaron a la “presidenta R. Arteaga” y subió un “bailarín”. Correa se erigió como falso demócrata, tumbando al coronel de la Pichi-Corte. En los medios piden no votar como en Venezuela…, “si no votaron por Maduro, ganó con fraude, Capriles lo denunció y América calló por los petrodólares”.
Lasso fue electo presidente y le robaron a él y el país en 2017. 14 años de denuncias de aportes de la guerrilla, el narcotráfico y castro-chavismo con colombianos y venezolanos cedulados votando por ellos. Correa sacó la Base de Manta dando luz verde al narcotráfico y apoyó el incendiario golpe de Estado de USD 821 millones de pérdidas. La delincuencia y desaparición de denunciantes aterran y callan al país. Fin de la familia e hijos con la tabla de multiplicar droga. Y mafias que, se infiltran en el ejecutivo, justicia, legislatura y Fuerza Pública. A votar entre delincuentes, golpistas, corruptos (con excepciones), y “el fraude”. El destino del país en una moneda al aire: Cara, Ecuador se salva. Sello, ¿Ecuazuela, más desapariciones, miseria y deambular como los venezolanos?
Para equilibrar el dialogo. Descalificar la intención de voto del prójimo es invasivo e indecente. Y, forzar el voto, es criminal. Una cosa es insultar a un candidato (para algunos puede ser parte “del juego”), y otra muy distinta es insultar a sus votantes. En redes he visto como individuos incapaces de articular una oración y con faltas de ortografía hasta en monosílabos, se refieren a grupos de votantes como ignorantes y otros cuantos epítetos. Otros son tan arrogantes que, sin la menor idea sobre el arte de análisis de escenarios, creen tener el don de predecir con pelos y señales lo que ocurrirá si gana tal o cual candidato. Menos mal, en esta ocasión, los votantes tenemos antecedentes para comparar. Entonces, el ejercicio no es anticipación sino retrospección. Cada uno sabe en qué rango de tiempo estuvo mejor o, de alguna manera, sintió sus intereses representados. En esta elección se vota desde la experiencia personal de cada votante, por tanto, los insultos están demás. Votar es quizás una de las pocas situaciones en que todos somos ciudadanos iguales, sin reparo de condición social, económica, etaria, étnica, de salud, de vulnerabilidad o de género. Por último, no es como dijo un experimentado político a quien creí más sagaz… el electorado no es culpable de nada… quien ha vivido exclusión sistémica tiene toda la libertad y solvencia moral de rechazar a sus excluyentes. ¡Que votar sea inalienable y que el domingo gane el país!