El Consejo Nacional Electoral

Diario El Universo informa que el pedido de abrir las urnas de siete provincias del país es oficial. El candidato presidencial de Pachakutik Yaku Pérez, lo presentó ante EL Consejo Nacional Electoral, además Guillermo Lasso, candidato de la alianza Creo-PSC apoyó que a Pérez y a sus votantes se les brinde dentro del marco de la ley la seguridad de que los resultados reflejan su voluntad   

En pocas palabras, fácilmente se desprende que los errores en la primera vuelta electoral obedecen a la integración del Consejo Nacional Electoral (CNE) que lamentablemente se encuentra conformada por las distintas agrupaciones políticas causándole daño al Ecuador 

Por otra parte, recordemos que la Constitución de 1945 tuvo muchos aciertos y, entre otros, vale la pena mencionar la creación del Tribunal Superior Electoral, organismo que estaba integrado por un Ministro de la Corte Suprema de Justicia, designado por ésta; Un Miembro del Tribunal de Garantías Constitucionales, elegido por ese organismo; dos ciudadanos elegidos por el Congreso y tres representantes de las tendencias de derecha, centro e izquierda. Los redactores de la Constitución de 1945 hicieron en esta forma que el Tribunal actuara lo más independientemente posible. 

Asimismo, la Constitución de 1946 hizo algunos cambios y denominó al máximo organismo como Tribunal Supremo Electoral Autónomo. En el Articulo 23 se detalló la conformación de tal organismo que estaría integrado por tres vocales designados por el Congreso, dos por el presidente de la República y dos por la Corte Suprema de Justicia.

Nótese que hay ocasiones en las cuales se hacen realidad el aforismo “en tiempos pasados las cosas fueron mejores”, por la simple razón que cuando se piensan más en los intereses de la nación y no solo de los partidos, la situación indudablemente mejora.

¿Tenemos los ecuatorianos derecho para protestar por la manera como se integra el Consejo Nacional Electoral y cómo actúan los vocales? Indudablemente que sí, pues no son pocas las resoluciones contradictorias emitidas, sino también la actuación de muchos integrantes que tratan exclusivamente de hacer triunfar a sus conmilitones, olvidándose que están allí para hacer triunfar la voluntad popular y no la de sectores determinados. Las acusaciones de distintos sectores nunca han dejado de existir y, al contrario, cada vez aumentan.

Ahora bien, la politización de la función electoral ha hecho que su imagen frente a la ciudadanía se deteriore de manera tan grave, que no les queda otra alternativamente a los legisladores que reformar la conformación de este organismo con ciudadanos capaces, independientes, diligentes y que tengan, además, una inmaculada hoja de servicios.