21 noviembre, 2024

La irresponsabilidad

¡Esta es la palabra correcta! Y parece que esta es la forma de actuar de las autoridades en el Ecuador. En la mañana del domingo 31 de enero, en una nota de prensa, se indica un corte de luz en el sector Samborondón, que dice: “En la madrugada de hoy, de 03:00 a 06:00, se realizará (realizó), un corte de energía programado, que afectará a más de 70 urbanizaciones de La Puntilla, en Samborondón, y de la Parroquia La Aurora, en Daule.)

Tengo entendido que hay un Centro de Salud en la Aurora y hay varios Consultorios Médicos, e incluso Clínicas en el sector.

El anuncio se lo dio en la mañana del día del corte, es decir, cuando ya estaba restablecido el servicio eléctrico. ¿Y la cadena de frío? Un corte de 3 horas del servicio eléctrico va a afectar a los productos que requieren congelación, incluso alimentos, vacunas, etc.

¿Es suficiente con advertir a las personas que boten lo que tenían guardado, porque ya se dañó?

Me parece que el Ministerio de Salud debe poner una fuerte multa a la Empresa, por no haber advertido lo que se venía. Y se debería exigir el pago de los productos deteriorados a los usuarios que han perdido estos productos por la irresponsabilidad de no avisar a tiempo estos cortes.

Somos, como país, bastante irresponsables, en general, para respetar órdenes, como la cadena de frío. Recuerdo, cuando fui miembro de SOLCA, que me pusieron como Inspector y uno de los sitios más delicados era la bodega de medicamentos oncológicos, que tenía refrigeradoras con mecanismos especiales que graficaban la temperatura minuto a minuto, por el celo que hay que tener con esos medicamentos.

¿Seguiremos como hasta ahora cuando estemos vacunando contra el COVID-19? ¿Se conoce bien los problemas de recibir una vacuna en la que se ha roto el protocolo de congelación? ¿O seguiremos como siempre confiando y rogando a Dios?!

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Al caer las siete y cuarenta y cinco de la noche de un viernes, era ya la hora de salir de mi oficina; y cuando esta llega, con mi maletín sobre el escritorio comienzo a guardar material de lectura para “entretenerme” el fin de semana.

Como es normal, subo, enciendo mi vehículo y comienza una diversión: el manejar con la ventanilla abierta sintiendo el viento golpeando mi rostro, sigue siendo para mí una diversión. Ruedo por Malecón, tomo la calle Loja, para subir por el paso elevado de Julián Coronel, surco los alrededores de la Universidad de Guayaquil y me adentro en Urdesa; pero ¡ojo! todo esto me toma más de veinte o treinta minutos, por desgracia de conductores apresurados e indiferentes que cierran las bocacalles, más semáforos apagados, sin olvidar la complicidad de vigilantes de tránsito acalorados.

Aunque sea mentira / Déjame creer / Que dices verdades / Miente con fe

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