La tragedia y lapidación humana que ciertas niñas mujeres están sufriendo hoy -en pleno siglo XXI- nos obliga a levantar en el presente, nuestra voz de protesta de mujeres adultas, que como tales, ya gozamos de tantos derechos alcanzados, después de duras luchas en calles, fábricas, foros y estrados políticos e internacionales…
Hoy se trata de defender y luchar por el derecho a la vida de nuestras congéneres –las mujeres niñas –, que indefensas -muchas- están sufriendo el abuso sexual de esos sujetos débiles de hombría: parientes, vecinos o de la calle. Y lo más abominable, de algunos que se llaman padres y padrastros, que hasta la comercian, con la aquiescencia de esa mujer -que la dio a luz- y a la que me resisto de llamarla madre, porque como tal, debiera defender a su hija, aún a costa de su vida…
Y entonces nuestro grito del presente debe ser para que esa mujer, indigna de llamarse madre, ¡Reaccione! y concientice como deber sagrado: el cuidado y defensa de su hija -la niña mujer- ante el abuso de cualquiera de esos monstruos sin conciencia, a quienes debe caerles el peso de la ley como criminales de alto grado.
Valga este marzo -por el Día de la mujer– para que reivindiquemos su valía defendiendo la vida de la Mujer niña, que como tal debe gozar de los mismos derechos de la humanidad, estipulados en la Declaración de los derechos del niño de 1950 afirmando entonces que “la humanidad debe al niño, lo mejor que puede darle” ratificando su derecho a ser protegido en el Año Internacional del Niño en 1979 -en cuya sesión participé-.
Lo que valida nuestro grito de hoy
“¡Por la niña mujer! o ¡Mujer niña!
“Por la paz del mundo”
Gracias por su artículo que nos habla claramente sobre esta triste realidad de los niños y mujeres.
Sus letras abren el camino para la reflexión y el deseo de realizar la lucha en favor de quienes son ultrajadas sin conciencia..
Consuelo Sánchez Mazzini.