Hace poco, y de casualidad, llegué a un artículo que escribí como invitada a este medio hace casi 11 años. En él hablaba sobre el 30S y la personalidad explosiva de nuestro entonces Presidente: “Intransigente rayando en lo vulgar, una persona que no se abre al diálogo y que insulta, encarcela o hace lanzar gases lacrimógenos a quien no piensa como él. Pone sobrenombres a las mujeres, a los periodistas, […]”; al final de lo escrito expreso mi deseo de que en un futuro no muy lejano las personas se den cuenta que de que hay gente que le ha hecho un gran daño a nuestra nación… pero ¿realmente los políticos son los únicos culpables?
En el 2010 me preocupaban muchas cosas sobre el futuro, pero una pandemia no estaba dentro de mis preocupaciones, en este año de encierro he reflexionado mucho sobre la situación del país, cómo llegamos a estar como estamos, sobre el sobre precio de las medicinas, las coimas, las filas que algunos se saltan, las malas decisiones tomadas por quienes nos gobiernan y la falta de disciplina del ciudadano común. Llegué a la conclusión obvia de que nuestro problema es la falta de memoria.
No tenemos memoria histórica, seguimos cometiendo los mismos errores de nuestros antepasados, seguimos tratando de arreglar los problemas de la misma manera y con las mismas formas; seguimos viendo a los demás con aires de superioridad moral (siempre habrá a quién mirar por debajo del hombro, sin importar la clase social) y seguimos juzgando las acciones de los otros para luego cometerlas nosotros y encontrar cualquier excusa para justificarnos.
No tenemos memoria política, seguimos eligiendo el mismo estereotipo de político: aquel que ‘nos promete más’ incluso cosas que no son de su competencia o imposibles de ejecutar. No analizamos más allá de nuestros propios intereses, estamos tan ciegos por nuestro ego, que no podemos ser empáticos y pensar que hay más de 17 millones de ecuatorianos que tienen otras creencias y formas de ver el mundo. Queremos imponernos, pero ¡Ay si nos quieren imponer!; y así estamos en un tira y hala eterno en el que los extremos son exactamente iguales pero con argumentos opuestos.
No tenemos memoria de nuestros propios actos… y creo que esto es lo más importante. Exigimos transparencia, justicia y un sin número de virtudes, pero nosotros no las damos. ¿Cuántas veces nos saltamos las normas? ¿Cuántas veces no seguimos aquello que pactamos? ¿Las leyes… cuántas hemos roto? Viviendo en medio de la pandemia, criticamos a todos los que incumplen el distanciamiento social, el autoaislamiento y demás normas de bioseguridad; pero ahí estamos nosotros: sin mascarilla, reuniéndonos ‘en corto’ con nuestras amistades, viajando por el mundo, o saltándonos la fila de vacunación (ya sea dentro o fuera del país).
Al releer mi artículo del 2010, cuando esta joven talento de aquel entonces, aunque sigo siendo joven pero con 10 años más de experiencia, me asombré de ver que las cosas siguen igual, y que nos ha tomado 11 años y una pandemia para darnos cuenta, en algunos casos, que no podemos limitarnos a nuestra realidad, aunque a muchos les sigue costando darse cuenta de esto. Todo lo que sucede en el país es un reflejo en grande de lo que somos en pequeño, desde el trato que le damos a nuestros familiares directos, hasta cómo nos expresamos de quienes piensan diferente. Estamos en un tiempo incierto, tenemos las elecciones a la vuelta de la esquina y debemos meditar bien para evitar que nuestra falta de memoria nos juegue una mala pasada nuevamente y no poder salir del círculo vicioso que hemos tenido en toda nuestra historia como República. También tenemos una nueva ola de Covid que se veía venir a lo lejos pero que nadie reaccionó a tiempo… porque ¿por qué ser exagerados?…
Si pudiera regresar a inicios de octubre del 2010, al momento en que escribí mi artículo de opinión «Panem et Circenses«, arreglaría mi último comentario: espero que en un futuro no muy lejano nos demos cuenta de que la única manera de evitar el daño de nuestra nación es cambiando nuestra manera de pensar, ser más empáticos con quienes están a nuestro lado y sobre todo exigirnos en nuestra vida cotidiana no ser un reflejo de aquello que criticamos diariamente.
Respetuosamente Me Permito Consultar, porque Una Persona Con Discapacidad Y De 73 Años edad, no puede hacer conocer nuestras penalidades, nuestras vivencias, sufrimientos, en los trabajos, que no respetan el debido proceso, la seguridad jurídica, el silencio administrativo, la jurisprudencia, a pesar que tenemos la protección, el amparo: de la carta internacional de los derechos humanos, Convención Interamericana de los adultos mayores de los derechos humanos, la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, el Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad (CRPD), el Protocolo Facultativo de la Convención; la convención interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas adultas mayores, los derechos humanos de las personas con discapacidades distintas declaración universal de los derechos humanos, la declaración de los derechos de las personas con discapacidad, derechos de las personas con discapacidad (proclamados por la asamblea general de las naciones unidas el 9 de diciembre de 1975. extracto). Los derechos humanos y vulnerabilidad
INSTRUMENTOS DE DERECHOS HUMANOS DEL SIDH RATIFICADOS POR ECUADOR:
Convención Americana de Derechos Humanos.
Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.
Protocolo Adicional a la Convención Americana de Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador).
Protocolo a la Convención Americana de Derechos Humanos relativo a la Abolición de la Pena de Muerte.
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención Belem do Pará).
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas.
Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad.
Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia.
Considerando, cuando se trata de la protección de los derechos humanos, y especialmente de las personas más vulnerables, prevalecen, sobre cualquier norma jurídica de un país.
EL SISTEMA ECUATORIANO DE LOS DERECHOS HUMANOS
La Constitución del Ecuador, Arts., Pertinentes, La Ley Orgánica de las Personas con Discapacidad, La Ley Orgánica del Adulto Mayor, y Otras, que aparentemente nuestros derechos están protegidos,
Que son obligaciones que tienen los gobiernos para asegurar los derechos de las personas con discapacidad, y compromisos adquiridos por el gobierno para asegurar los derechos humanos de las personas con discapacidad, y de las personas vulnerables, y también debe ser de los propietarios de los medios de comunicación, jueces, fiscales, y todo el aparato jurídico, de control. Lamentablemente en el Ecuador, y en este gobierno, hay tanta mentira, cinismo, discriminación, odio desprecio, y la corrupción que estamos en los primeros lugares, con una justicia, sorda, muda, tuerta, insípida y nula. Solicito que nos den oportunidad para ejercer nuestros derechos, y no sigamos recurriendo y denunciando a la CIDHU, AL COMTE DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD, Y A LA ALTA COMISIONADA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS DERECHOS HUMANOS
ATENTAMENTE
PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD Y TERCERA EDAD IZAMBA SIN BARRERAS