Cuando no se puede confiar en las Instituciones, porque las personas que las manejan, no son rectas en su proceder, vienen las dudas y muchas veces, atrás vienen las certezas.
La actitud de la Señora Atamaint en las elecciones del pasado 7 de Febrero y la forma como se informó de los resultados, provocó incertidumbre en la población. El hecho de dar resultados en la forma expectativa en que lo hicieron, dio lugar a que muchas personas pensaran que había fraude.
Aún ahora 12 días después, no sabemos en realidad quien quedó en segundo lugar, provocando dudas en los dos grupos y lógicamente provocando enfrentamientos entre los dos grupos, que optan por el segundo puesto.
¿A quien se quiere beneficiar con esta actitud? Lógicamente al candidato que quedó en primer lugar, el cual, todos sabemos que tiene y tendrá un 30% de la votación, ya que esa es la votación que incluye a los correístas y al pueblo al que han mantenido engañado durante estos 15 años.
El beneficio es sencillo, porque ha provocado rencillas y distanciamientos entre ambos grupos opositores que, por naturaleza, ellos saben que no pueden aceptar, ninguno de los dos grupos, ni el socialismo ni el robo a las arcas del Estado, pero si pueden lograr la enemistad y el voto contra el otro grupo, permitiendo que venza el candidato del correísmo, al dividir la votación en contra de ellos.
El CNE, jamás reclamará la eliminación del candidato Arauz, por haber recibido aporte de la guerrilla, tal como recibió Correa y que tampoco fue sancionado.
Varias personas escribieron cuestionando la presencia de Atamaint en el CNE y la mayoría que tenía, en todo lo relacionado con las elecciones.
Lo único que queda es reclamar y advertir, para que quede constancia, y repetirlo, a ver si el pueblo se da cuenta de a dónde nos quieren llevar, reflexionen y voten como se debe votar: Hay dos candidatos: el correísta y el anti correísta. Y hay que votar por el que quede candidato, sea quien sea, que impida que el correísmo lleve al país al abismo.