No entiendo porque insistimos en cambiar el nombre de las cosas o de los actos. Cada cosa tiene su nombre, queramos o no queramos. Si quiero decir blanco a lo negro, o negro a lo blanco, por más que lo digamos, seguirá siendo blanco, lo que es blanco y negro, lo que es negro.
Es absurdo creer que por cambiarle el nombre, estoy cambiando la acción o el color.
Así llamemos “democracia” a la opresión, seguirá siendo opresión y el pueblo estará oprimido, por más que lo queramos llamar por el nombre que quieran. Si te restringen tus libertades, “no deja de ser prisión”, como dice la canción.
Así mismo, el quitar la vida a un ser humano, por más que digamos que es un aborto, no deja de ser el quitarle la vida a un ser humano, es decir, un asesinato.
Las cosas son lo que son, y no lo que cada uno crea que debe ser. Puedes ponerle el nombre que quieras, pero tiranía y opresión siempre serán tiranía y opresión, y un asesinato, seguirá siendo un asesinato. Con cambiarle el nombre, no dejará de ser lo que es.
Quitar la vida a un ser inocente, de acuerdo a todas las leyes, es un asesinato. Hasta la eutanasia es un asesinato, aunque sea por piedad. Puede incluso no ser punible, pero no deja de matar a un inocente.
No pretendamos inventar un nuevo lenguaje para cambiar los actos. Los actos son lo que son. Así queramos ponerle disfraz de oveja, el lobo seguirá siendo lobo.