Me preocupó leer en el diario la reconvención de la CJ al presidente, calificando de inaceptable su reclamo por la libertad de “Rasquiña”, líder de “los choneros” que llevó luego a su asesinato en diciembre y a la sangrienta barbarie carcelaria de meses pasados.
Todo ciudadano, el presidente incluido, puede dar su opinión sobre cualquier actuación de la judicatura o de cualquier departamento del Gobierno. Nadie les ha dado patente de corso, para hacer lo que les venga en gana a cualquiera de ellos. Aún, como ciudadano común cualquier ciudadano puede presentar su inconformidad con la actuación de cualquier dependencia del Gobierno y si se prueba que tiene razón, debe sancionarse al servidor público, que no es más que el empleado que nosotros, los ciudadanos, pagamos para que cumpla una labor específica, con responsabilidad, buen criterio, y si no cumple, debe ser sustituido por otro, para que su labor sea realizada con eficacia y eficiencia y respetando las normas y las leyes.
¡Estamos queriendo poner el mundo patas arriba! ¡Ya los pájaros empiezan a matar a las escopetas! Toda autoridad sigue creyendo que la actuación tipo Bonnie & Cride que enseñó el innombrable Correa (corruptor de corruptores), es una forma correcta de actuar.
La palabra básica de toda Administración eficiente, es ¡RESPETO! Es muy importante que todos aprendamos a respetar, si queremos ser respetados. Podemos reclamar, podemos señalar las fallas y los errores, y pedir y exigir cambios, siempre basados en el razonamiento y en la verdadera conveniencia del país.