Mira lo que debes ver y no pierdas el tiempo comparando lo que tienes, con lo que hay, ni con lo que tienen los demás. Es muy importante tener la conciencia de comprender que puede haber millones de cosas en el mundo y que puede haber miles de personas que darían la vida por tenerlas, y está muy bien para ellas, tenerlas.
¡Y mira tú lo que en ¡verdad necesitas tener! ¡Creo que si haces un análisis sincero de tu vida, tienes demasiado! Estás luchando por cosas superfluas muchas veces. La verdadera felicidad no está en poseer, sino en dar, y ni siquiera en dar, sino en darSE y servir! ¡Aquel que no vive para servir, no sirve para vivir!
¿De qué te sirve tener? El hecho de que te envidien, ¿te hace más poderoso? Te aseguro que eres y vales lo mismo, o quizás vales más, si no posees. Vales muchísimo más por lo que das que por lo que tienes. Tu verdadero valor está en tu interior, en lo que tú eres!
Hay mucha gente que tiene mucho menos que tú, y vale mucho más. Lo que vale en este mundo es tu esfuerzo y tu voluntad de dar.
¡Pregúntale a los grandes millonarios fallecidos, cuánto de lo que tenían lograron pasar por la frontera al salir! Y dime también en qué casa de cambio lograron que les den algo por lo que pasaron.
Decía un viejo dicho que las monedas son redondas para que rueden, y los billetes de papel, para que vuelen. En realidad, ninguna moneda actual, cuenta con un respaldo, y si se tratara de respaldo oro, quisiera saber con qué salsa tiene buen sabor.
Para los que creemos en la otra vida, lo único que nos podría servir, es lo que hicimos aquí en la tierra, pero no la fortuna que amasamos, sino lo que hicimos por los demás. ¡Las buenas obras!
Dios nos dio a cada uno, demasiado. Considera que tienes 2 brazos, 2 piernas y cabeza, que puedes pensar, moverte, oír, ver, tocar, sentir, amar, razonar. Cuántos no pueden caminar, ver, oír, sentir, oler, tocar, pensar, hablar, o les falta partes de su cuerpo, y muchas veces, ellos nos dan lecciones de vida y superación.
Cualquier enfermedad, invalidez o defecto, no es nada, mirando alrededor, a los que tienen menos. Si te sientes derrotado por una pérdida, por un error, es por tu complejo de inferioridad. Tú puedes superar, incluso lo imposible. ¡Dios te dio la capacidad para lograrlo! ¡La única traba eres tú mismo!
No existen límites para los que aman y confían en Dios. El ser humano es obra de Dios, por lo tanto, si en verdad lo desea, puede llegar a donde desee y aún más lejos.