¡Esta ecuación es una verdad inexorable! El ser humano tiene la obligación de buscar la excelencia, pero por querer buscar la igualdad, lo que se está consiguiendo es una mediocridad, tendiendo a lo malo, que busca posesionar lo peor con la excusa de la igualdad.
Aclaremos las ideas: Aceptando las diferencias existentes, hombres y mujeres somos esencialmente iguales. Anatómicamente, con las diferencias sexuales que conocemos, somos dos seres humanos. Yo siempre he estado contento de haber nacido hombre y de reconocer la superioridad femenina.
Sin embargo, por las diferencias que hicieron a Spencer sentenciar: “la mujer es un útero servido por órganos”, para destacar la maravillosa función de madre, de la mujer, que es lo que la hace ser superior, pues es la causa de la preservación de la especie humana, ha hecho que la mujer, se crea o se sienta disminuida en relación al hombre, pues ella es tan capaz como el hombre, de producir, tiene un intelecto igual e incluso superior y tiene una resistencia mucho mayor (si los hombres dieran a luz, Adán hubiera inventado las anticonceptivas).
De acuerdo l con las estadísticas, las mujeres reciben una remuneración, un poco inferior a la del hombre. Esto puede tener algo que ver con el riesgo que tiene el empleador, con el embarazo de la mujer. Puede tener dificultades con su embarazo y tener permisos por enfermedad. Luego, por el parto y por lactancia, por un periodo prolongado, no trabaja y luego tiene menos horas de trabajo por la lactancia materna. Esto hace que un empresario prefiera al trabajador masculino que al femenino y que incluso le pague más.
En lo demás, incluso en labores físicas, la mujer es superior al hombre. La habilidad de la mujer y la meticulosidad de su trabajo, la hace mucho más eficiente.
Volviendo a la igualdad que tanto se reclama, creo que es demasiado peligroso, pues como he explicado, básicamente somos iguales. Querer, como pretende el Gobierno, que haya 50% de hombres y 50% de mujeres, por ejemplo, es un infantilismo ridículo y tonto. Si entre las opciones para un trabajo hay un 85% de mujeres idóneas y un 15% de hombres idóneos la relación ideal es 85 mujeres y 15 hombres. Las personas no pueden ni deber ser valoradas por el sexo, sino por la capacidad. ¡Eso es lo que se debe buscar en la igualdad!
La igualdad no está en el número. Está en el hecho de ser igualmente capacitados. ¡La diferencia debe estar en la capacidad!
La igualdad no debe ni puede ser en el número, y no se puede hablar de sexo, a menos que sea para casarlos…. y ahora, ni siquiera por eso.
Si escojo treinta hombres de un grupo de 200 hombres, escojo a los 30 mejor preparados. Si escojo 30 mujeres de un grupo de 200 mujeres, escojo las 30 mejor preparadas. Y si escojo entre un grupo de 100 hombres y 100 mujeres, para elegir a treinta, debo elegir a los 30 mejor preparados, sin importar el sexo, sino su preparación y su capacidad.
¡Sólo los trabajadores sexuales usan el sexo para trabajar!
¡No es cuestión de sexo, sino de preparación!
Y podría añadirle que la única «igualdad justa» sería la igualdad de oportunidades, si fuera posible.