“El verdadero valor de un hombre se determina examinando en qué medida y en qué sentido ha logrado liberarse del yo”.
“Todo lo que tiene un valor puede tener un precio”.
El mundo actual, especialmente en occidente, muestra preocupantes síntomas de decadencia por su notable pérdida de valores y normas de convivencia.
Menciono algunas manifestaciones y comportamientos que son síntomas de las crisis: Comencemos por la intolerancia, no solo racial, sino también en la cultura, lo generacional, la lingüística, y prácticamente en muchas áreas y actuaciones humanas de nuestras sociedades multiculturales actuales.
El ego inflado de muchos ciudadanos, que sumados a la enorme codicia personal que añaden varios dígitos en las estadísticas de abusos, violaciones, estafas, maltratos y políticos corruptos. A esto sumamos las degeneraciones sexuales, los abusos de niños, permitiendo legalmente mantener relaciones sexuales con niños, cada vez con menos años edad, en varios países del mundo.
Si a esto sumamos las leyes que permiten muchos actos, comportamientos, cirugías de cambios de sexo y otras, para no limitar y así promocionar todos los actos sexuales, casi podríamos decir que nos asemejamos en pleno siglo XXI a los comportamientos de Sodoma y Gomorra.
Las drogas son cada vez más permitidas y su tráfico y comercialización, que mueven miles de millones de dólares, también influyen, apoyan y controlar a muchos partidos políticos, gobiernos, negocios paralelos y muchas cosas más.
Así, en resumen, podríamos decir que el ser humano es un producto y negocio más.
Estamos viviendo una época desenfrenada de cambios continuos, en busca del placer, la fama, el dinero y el poder a cualquier precio.
Las religiones están afectadas, atacadas, contaminadas, infiltradas y condicionadas a las nuevas tecnologías, especialmente las redes sociales, que constituyen el nuevo poder mundial; ya que manipulan, controlan y desarrollan programas que contribuyen a las crisis, debido a su amplia difusión y dependencia por parte de los usuarios; que muchas veces solo tienen a éstas como su única fuente de información. Y por ello, sin importar o considerar edades, ni géneros, crean tal dependencia de ellas, afectando su salud a tal punto, que se alteran, cuando no pueden usarlas por cualquier motivo. Pero estas redes son los instrumentos con que los poderes mundiales de todo tipo, utilizan como presión en ciertos países, para manipularlos y controlarlos y así también al planeta.
Hay que reconocer que las redes son un gran avance mundial en las comunicaciones, con muchos positivos e importantes avances, y que sus usos solucionan muchos problemas, acercan y multiplican los contactos a nivel mundial, al punto que ya no podemos vivir sin ellas y nos afecta la salud cuando por cualquier motivo faltan. Hago un paréntesis para con un corto ejemplo de los nuevos refranes, sobre el tema, compartir uno: “Cada persona es dueña de sus silencios y esclava de sus Whatsapps”.
La vida humana tiene cada vez tiene menos valor. Con las normas y leyes para controlar la población mundial, con los abortos y los procesos para eliminar a los adultos mayores, incluyendo la epidemia del corona virus, que limitan en muchas partes la asistencia a los ancianos para acabar con sus vidas, dando prioridad a otros segmentos.
Parece que los actores de estas medidas de abortos y en contra de los ancianos, olvidan que existen porque sus padres no fueron abortistas y ellos llegarán, si Dios les da vida, a ser ancianos.
Debemos reflexionar y encontrar otras fórmulas para controlar la natalidad y la vida de los ancianos, dentro de parámetros que respeten los derechos humanos y la vida.
Muy buen diagnóstico de la humanidad actual, pero como deciamos en el colegio, NO somos todos, por ejemplo el caso de las drogas, a mi y en mi casa me da lo mismo que den libertad total a las drogas, total asi la entrega sea gratuita, la recibiré y despues la botare en la basura. No se trata de leyes mas duras o mas permisivas, sino del ciudadano en su libre albedrío de si las utiliza o no. El aborto existen varias realidades y una ley no va a limitar su realización o no, es el ciudadano hombre o mujer el que al final tomará la decisión y deberá cargar con su decisión.