¡Es increíble la ambición humana! Sobre todo, en épocas como la actual, en que hay pánico y todos buscan protegerse, se destapan, de ambos lados, noticias. Por un lado, noticias, muchas exageradas, de los beneficios de tal o cual tratamiento, indicando que esa panacea, puede curar de todo y, por otro lado, presentando las teorías del daño que puede hacer o en qué forma puede agravar la enfermedad o matar al paciente.
Es en estos momentos, en que todos los seres humanos se convierten en médicos especialistas y todos saben cómo aplicar en mejor forma el remedio, o ya han investigado y han descubierto que ese tratamiento, puede matar o hacer más grave el cuadro, o producir algo peor, haciendo un daño tremendo, física y psicológicamente a las personas.
Se habló, por ejemplo, de la Cloroquina y se le atribuyó poderes mágicos. Luego se demostró que no servía y que podía producir incluso la muerte. Eso ya se lo sabía, pero el uso indiscriminado, hizo que se lo use sin respetar todas las precauciones que se conocían, pues la cloroquina se usaba para el paludismo y se conocían todos sus efectos secundarios y riesgos.
Se habló del dióxido de cloro. Se habló sobre sus maravillas y salieron de la OMS y otras entidades de Salud advirtiendo peligros, no sé si por defender la medicina tradicional o porque en verdad hace daño.
En Australia, por marzo del año pasado, se comenzó a usar la Ivermectina. Luego se encontró que en ensayos clínicos eliminaba al coronavirus y es un producto de baja toxicidad. Sin embargo, la OMS y las autoridades de Salud, no recomiendan su uso. ¿Es que defienden a las farmacéuticas, porque se pierde ese muy lucrativo negocio?
Nadie puede saber a ciencia cierta, cuáles son los motivos, si reales o ficticios, para desaconsejar estos productos. Creo que los intereses mezquinos y ambiciosos pueden estar influyendo, en estas decisiones. Sobre la Ivermectina, lo único que sé es que, en el reporte diario del Johns Hopkins, entidad muy, muy confiable, casi no hay casos de COVID 19 en Australia, que es donde se ha usado abiertamente.
Sobre la Ivermectina me atrevería a decir que es un anti parasitario similar al Metronidazol. Sabemos que funciona en caso de amebiasis por ejemplo, pero no se sabe que puede pasar al usarlo continuamente.
En el caso del cloro, debemos considerar que se trata del segundo oxidante más agresivo después del fluor, de manera que «destruye» al microorganismo y de igual manera lo hace con las células. Estas se reponen pero nunca en un 100 % (2a Ley de la Termodinámica). El Cl al entrar en contacto con el LDL lo oxida y se queda atrapado entre la intima y la media formando la arteriosclerosis. ¡TREMENDA BOMBA!