7 septiembre, 2024

La nariz alzada

No existe acción más ridícula, que el racismo. En realidad, es un complejo de inferioridad y envidia, que aflora en una persona, cuando ve la superioridad de otra. El querer ridiculizar a alguien por su color de piel, o por cualquier otra diferencia con los demás, lo único que hace, es destacar la superioridad del otro, en algún aspecto por el que ambos compiten.

El que se preocupa por nimiedades y destaca alguna diferencia física con un adversario lo único que hace, en verdad, es reconocer la supremacía del otro, y lo que está es aceptando que el otro es mejor.

Todos los seres humanos somos iguales, sin importar raza, color, estatura, o cualquier otra diferencia física. Es más, podría, si de diferencia se trata, estar tácitamente reconociendo que la característica que se destaca, es la que le da la superioridad del otro en el tema que los diferencia. Lo que en verdad hacen es reconocer la supremacía del otro en el campo en que compiten.

El racismo y todas las otras actitudes que destacan las diferencias entre dos personas, no son nada más, que un complejo de inferioridad, reconociendo la supremacía del otro.

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Ahora resulta que el Internet tiene la culpa

Luego de leer las penosas, por no decir absurdas, declaraciones del Obispo Felipe Arizmendi en donde culpa al Internet, los medios de comunicación y al sistema educativo de los abusos cometidos por sacerdotes Mexicanos a menores de edad no puedo evitar escribir algo al respecto.

“Ante la invasión de erotismo presente en los medios de comunicación, no es fácil mantenerse en el celibato y en el respeto a los niños. Cuando están tan invadidos hoy por Internet es difícil que alguien se sustraiga a un ambiente tan erotizado”

¡Cumplir la palabra empeñada!

Una de las más importantes características de un ser humano, en la relación con sus semejantes, tiene que ser… “¡el cumplir con la palabra!”. Sí, en efecto, he escuchado que este concepto es -sin dudas- como “el primer mandamiento en el servicio a los clientes”, cuando se habla de empresas u organizaciones modernas y proactivas, aunque como premisa de vida igualmente es fundamental en la interacción humana… ¡ciertamente!

Pensemos… ¿qué sucede cuando alguien nos promete algo y no nos cumple?, padres, esposas, amigos, jefes, gobernantes…. ¿decepción?, ¿desánimo?, ¿desvanecimiento de la confianza en ella depositada?, en fin, tantos sentimientos causantes de una separación casi instantánea que de ninguna forma es favorable para el crecimiento de unos y otros.

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