No existe acción más ridícula, que el racismo. En realidad, es un complejo de inferioridad y envidia, que aflora en una persona, cuando ve la superioridad de otra. El querer ridiculizar a alguien por su color de piel, o por cualquier otra diferencia con los demás, lo único que hace, es destacar la superioridad del otro, en algún aspecto por el que ambos compiten.
El que se preocupa por nimiedades y destaca alguna diferencia física con un adversario lo único que hace, en verdad, es reconocer la supremacía del otro, y lo que está es aceptando que el otro es mejor.
Todos los seres humanos somos iguales, sin importar raza, color, estatura, o cualquier otra diferencia física. Es más, podría, si de diferencia se trata, estar tácitamente reconociendo que la característica que se destaca, es la que le da la superioridad del otro en el tema que los diferencia. Lo que en verdad hacen es reconocer la supremacía del otro en el campo en que compiten.
El racismo y todas las otras actitudes que destacan las diferencias entre dos personas, no son nada más, que un complejo de inferioridad, reconociendo la supremacía del otro.