21 noviembre, 2024

Saludos a la Luna

El saludo a la Luna o Chandra Namaskar corresponde a una serie de posturas conectadas, de hatha yoga, que se practican en un orden determinado para crear un flujo de movimiento, cuyo objetivo es, sobre todo, relajarse. 

El saludo a la Luna busca calmarte y que conectes con el subconsciente. Por eso al inicio de la práctica, hay que relajarse un poco, hacer unos minutos de silencio interior (y exterior obviamente), y pensar en un propósito, podría ser, por ejemplo: ¿qué es lo que deseo liberar con esta práctica? Algo que me angustie, algún dolor físico o emocional o una preocupación.

Lo ideal es practicarlos antes de ir a dormir, pero también, para cuando se tiene mucho estrés o antes de iniciar una meditación. Esta secuencia de ejercicios, te ayudan a recuperar la paz interior.

La postura final de una sirve como inicio de la siguiente, formando así un flujo que hace que la práctica sea amena y natural, siempre al compás con el ritmo de la respiración (que debe ser por nariz) Se inhala al estirarse y se expulsa el aire en la postura siguiente, al doblar el cuerpo.

Los beneficios son algunos: calma los nervios, alivia el estrés, por lo tanto, te relaja; a medida que practicas perfeccionas la técnica. Aprendes a controlar conscientemente tu respiración al irla asociando con los movimientos de cada postura; las posturas actúan sobre el subconsciente, dejando la mente en reposo. Como es una secuencia equilibrada de ejercicios o posturas, da equilibrio al cuerpo y a la mente; te libera de pensamientos negativos.

Físicamente, tonifica tus músculos y te ayuda a la flexibilidad y a la coordinación.

Produce un profundo estiramiento y fortalecimiento de la columna vertebral, los tendones, piernas, brazos y músculos abdominales.

Te permite conectar con tu lado femenino.

Te ayuda a descansar y dormir. 

El saludo a la Luna se lo puede practicar siempre, sobre todo si estás pasando por un momento de estrés o nerviosismo, ya que ayuda a canalizar la energía lunar que tiene cualidades refrescantes, relajantes y creativas. 

Personalmente tuve una hermosa experiencia el fin de semana anterior realizando esta práctica.

Había pasado quince días con una gastroenteritis tremenda que me dejó realmente aniquilada. Como si fuera poco, al parecer, debido a los fuertes movimientos intestinales, mi útero reaccionó generando fuertes contracciones que simulaban las contracciones de dolores de parto (debido a que tengo un mioma y el útero se esforzaba en expulsarlo). Como consecuencia de esto también empecé a sangrar (como cuando se “rompe la fuente”) pero continuamente. En fin, estaba completamente adolorida, deprimida y descompuesta. Así y todo, me fui a la playa, para cambiar de aire y relajarme en medio de la naturaleza, ya que mi casa queda en una especie de campo. Sin ganas de nada y tomando medicamentos, que detesto tomar, estaba postrada con mi desánimo como único amigo. Fue ahí cuando motivada por una de mis amigas yoguinis (mujer practicante de yoga), y por mi hija Paula decidí participar con ellas en la práctica de yoga con el saludo a la Luna. Estaba muy adolorida y decaída, por lo que en un primer momento pensé que no iba a poder realizar la secuencia. Pero la hice. Paula, que es instructora de yoga, guiaba la práctica de una manera armoniosa. Pude hacer todas las posturas, al inicio mi propósito fue liberarme del dolor físico que me atormentaba, pero además de algunas penas emocionales que en esos momentos también me causaban malestar.

La práctica la hicimos en una terraza frente al mar y bajo un cielo completamente nublado. Ni pensamos en que la luna apareciera, pero como la magia existe cuando dos o más se unen en prácticas tan sanas, armoniosas y con espíritu de paz, de repente, cuando todas saludábamos a la luna cubierta por las nubes, ella apareció a devolver el saludo. Y la pudimos ver en todo su esplendor por unos minutos, para luego volverse a ocultar.

Después de los minutos de relajación que siguieron a la práctica, cuando agradecimos con el tradicional: “namasté” (la divinidad que vive en mi saluda a la divinidad que vive en ti), yo no quería que aquello termine. ¡Me sentía tan cómoda! 

El dolor se había ido y aunque estoy aún recuperándome, el útero se relajó y el dolor intenso nunca volvió, quedando solo un leve malestar. Esa noche pude dormir, sin tener pesadillas, (había tenido pesadillas continuamente los días anteriores y dormía muy mal, por los síntomas de la gastroenteritis, lógicamente) Al día siguiente seguí durmiendo. Parece que mi organismo necesitaba descansar, tanto mi cuerpo como mi espíritu.

Yo lo atribuyo obviamente al saludo a la Luna, pero también al amor y a la devoción de mi hija, intentando con su guía ayudarme a sentir mejor, a la grata compañía de Lidia y Karyna, mis otras hijas y al cariño y hospitalidad de mi querida amiga Lorena. Obviamente el mar y el viento marino a mí me encantan y practicar yoga también.

Comparto esto, porque si estás pasando un mal momento, físico o emocional, puedes realizar algo que te guste, y mejor si es hatha yoga, en compañía de gente que te quiera, seguramente encontraras sosiego y la salud retornará a ti. 

En Internet puedes encontrar las secuencias del saludo a la Luna; también hay algunos centros de yoga a donde puedes solicitar información.  Por mi lado, te dejo la dirección de: @yoga_gatovaca, en Instagram, a donde gratuitamente, puedes tener más información sobre estas saludables prácticas.

 

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