Cada una de las tres selecciones de fútbol que clasificaron en su momento al Mundial tuvo la responsabilidad de romper mitos y acabar con los malos presagios que siempre pesaron sobre nuestro rendimiento. Nuestra actual selección, joven como nunca antes y con tan promisorio futuro, tiene la oportunidad de posicionarnos como un país futbolísticamente reconocido por su fuerza, talento y una reivindicada raza de garra deportiva. Para el efecto deberá pelear por un sitial de privilegio en la Copa América 2021, luego clasificar al Mundial y finalmente gustar, convencer, ganar y lucirse en Catar.
Necesitamos un crecimiento sostenido a través de una LigaPro más competitiva, algo que no se consigue necesariamente a través de una mayor cantidad de equipos disputando la categoría de privilegio. Se requiere también de canteras, infraestructura y árbitros de nivel. El país debe exportar cada vez más y mejores jugadores a los superlativos equipos del mundo y estos deben ser excepcionales embajadores de la inmortalidad futbolística de los más grandes, Spencer y Bolaños.
Nuestro tercermundismo no terminará porque podamos convertirnos en una potencia mundial de fútbol, pero sin duda podrá contribuir hacia ese propósito. Si hemos llegado tan lejos en medio de tantas desventuras y viscisitudes, ¿por qué no habríamos de continuar superándonos y lograr la excelencia? La dirigencia tiene mucho que aportar en las estructuras del desarrollo nacional y en el futuro de toda una generación de ensueño. ¿Estará a la altura del desafío?
Recordemos que nuestra primera intervención en el mundial fue gracias a esa gran motivación que se tuvo bajo la frase de «si se puede» y demostró que el Ecuador es grande y que Ecuador cuando se propone algo sale adelante, el Ecuador ha sido un país que lo ha demostrado a lo largo y ancho de su historia qué es un país que sabe confrontar las adversidades más grandes, lamentablemente hemos tenido los peores gobernantes del mundo que han hecho del Ecuador un país de hambre, miseria, y desempleo pero creo que hoy Nace una nueva esperanza y yo creo que sí estamos a la altura de sacar este país adelante y ponerlo en el sitial que nos corresponde es decir en el sitial de la dignidad, el buen vivir, de la ética, del vivir Democratico con justicia y libertad, para ello debemos actuar con total transparencia y honradez en cada uno de nuestros actos, sin agendas ocultas y lo que es peor sin puñaladas por la espalda de parte de grupos o sectores que solo pretenden beneficios personales o de grupo.
SI SE PUEDE ECUATORIANOS VAMOS POR ESE PAIS DEL ENCUENTRO.