21 noviembre, 2024

Confesiones para sí mismo de un hombre realizado…

Te han de parecer inusuales estas letras. No tienen un fin determinado, ni un propósito específico.Es la vos de mi vos hablándole a sí mismo.

Para mí es crucial que lo comprendas. Uno puede decir aquello que convenga a las personas, pero jamás se puede decir a sí mismo una mentira.

Por eso te escribo.

Mi vida ha sido bendecida por dios. Me ha otorgado múltiples dones y me ha obsequiado regalos que no merecí. Todo aquello que he querido lo he conseguido. No ha existido ningún sueño que no haya hecho realidad. El creador me ha otorgado el reconocimiento de la gente en toda circunstancia que haya emprendido. 

Desde muy pequeñito fui premiado por lo que hacía. Cuando me hice adulto la situación aumentó en su proporción y los reconocimientos se multiplicaron; se hicieron más importantes.

El hombre más seguro de sí mismo que he conocido soy yo. Lo que te trato de decir es que estás frente a un individuo completamente realizado. Un sujeto que ha sido plenamente reconocido y al que su trayectoria le ha sido muy dichosa.

Carezco de frustraciones, complejos y obsesiones. Me considero una persona satisfecha.

He sido amado profundamente por cada ser humano que la vida me ha puesto en mi camino.  He sido consagrado con el amor que Dios me ha dado a través de los que me han querido. 

Con ese amor recibido he sentido cosas hermosas y sobretodo he vivido como un favorecido mí camino recorrido.

Te digo esto porque a pesar de tenerlo todo; me faltabas tú. Que me quieras ha sido el acontecimiento más trascendental de mi existencia. Eres la razón que buscaba y no encontraba. Has sido lo único que me faltaba para ser completamente feliz. Con tu amor y tu amar, supe que lo más importante de todo lo creado es el amor.

Cuando te conocí supe que algo me iba a suceder, pero no tuve el entendimiento para imaginar toda la dicha que estaba por recibir con tu presencia.

Eres mi sueño realizado; la mujer que me merezco, el amor que nunca tuve. Para una persona afectiva como yo, el amar es vital para mantener coherente su estado de conciencia.

Por eso te digo que a pesar de ser amado; no había amado como había sido amado.

Todo eso cambió con tu llegada. Cuando percibí en tu pasión el amor que siempre quise; lo que hice fue vivir la realidad que  había anhelado desde niño.

No tengo la menor duda de lo que significas para mí. Le has dado a mi vida un significado que jamás soñé. Te has convertido en la razón de mi existencia y eres la explicación que me doy para entender  mi presencia en el universo. De ninguna manera estoy exagerando.

Las cosas se toman de quien las dice y soy la clase de hombre cuyo discernimiento busca las explicaciones en la disquisición de su existencia.

En tu amor he encontrado la razón de mis razones. En mi sentimiento descubrí que lo ilimitado está en la fuerza del amor. Amar de la manera como te amo; tiene que ser algo similar al amor que dios debe sentir por los seres que más ama.

Por eso es que de forma imperiosa tenía que escribirme a mí mismo mis verdades. Esa es la causalidad al expresar lo que no puedo reprimir, callar o controlar. Sería una mezquindad sin nombre no compartir contigo los inconmensurables sentimientos que generas. Por eso necesito que sepas cuanto te amo y como te agradezco que lo hagas; mi bien. 

Has sido lo único que me faltaba para ser completamente feliz. Con tu amor y tu amar, supe que lo más importante de todo lo creado es el amor. 

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A mi madre

Esta es la primera carta que te escribo en mis casi 32 años de vida. No sé cómo pude perder tanto tiempo y oportunidades para manifestarte cuánto valoro que estés al frente de mi familia. Por eso ha sido muy importante para mi pensar bien lo que en estas líneas quiero decirte, sobre todo porque estoy seguro de que estás viviendo momentos muy especiales en un fantástico encuentro con Dios en el que todo se transforma en susceptibilidades. En realidad lo que menos quiero ahora es que llores o que te desconectes de la paz y del gozo que muy seguramente ha tocado tu corazón en las últimas horas. Pero no encuentro más palabras para dirigirme a ti que las que causan sentimiento porque también estoy muy emocionado.

Tengo un mar de agradecimientos para ti. Te agradezco primero por haberme deseado mucho desde antes de mi concepción (así me lo repites cada madrugada de mi cumpleaños después de cantarme las mañanitas). Te agradezco por haber sido valiente y haberme dado la vida. Te agradezco por haber tolerado y sufrido con paciencia todas las cosas malas de tu época de esposa en el afán de que la figura del padre no me falte mientras crecía. Te agradezco por la devoción con la que educaste mi conocimiento y mi espíritu, pues tú has sido la inspiración y el talante para no dejar de ser católico cuando otras iglesias me tentaban en los momentos en los que erróneamente creí Dios me había abandonado. Te agradezco por el amor y la obsesión con los que me has cuidado y has procurado hacer de mi una persona de bien. Te agradezco por el inmenso sacrificio físico y mental al que te has sometido durante toda tu existencia por darme, incluso en la actualidad, el pan de cada día. También te agradezco por tu fortaleza y carácter fuerte porque con él me has hecho reaccionar cuando he estado desorientado. Pero muy particularmente te agradezco por la paciencia y resignación con la que me has aceptado tal como soy.

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