La situación del país es tan trágica que el Gobierno ha solicitado a la empresa privada su aporte económico para conseguir vacunas. Es decir, estamos en guerra y la situación de vulnerabilidad ciudadana está vinculada con el grado de precariedad del Estado. En otros frentes, la delincuencia y el hambre también tienen perfiles de peste. ¿Se volverá a convocar a los empresarios? Toda una nación lucha por sobrevivir a la pandemia mientras se defiende de la crisis económica.
Sin crecimiento económico no se genera trabajo. La reforma tributaria debe incluir una amalgama de incentivos fiscales, reducción de impuestos y promulgación de exenciones. El nivel del apremio es de tal magnitud que esta nueva reforma por sí sola tampoco será suficiente para aliviar la caja fiscal. Se requiere además una completa renegociación de nuestra deuda externa, créditos de reactivación económica provenientes de organismos internacionales, un robusto apoyo de los EE. UU., la implantación de un arancel universal y mínimo (supresión del contrabando), la desburocratización en la constitución de empresas, entre otros.
Ninguna economía puede ser subvencionada indefinidamente sin que sus ideales sociales no acaben convertidos en derechos adquiridos y enmarañados en conflictos de intereses. Los más vulnerables son quienes más necesitan del Estado y su eficiencia a través del apalancamiento productivo, o ineficencia producto de los subsidios, tiene un efecto directo en su supervivencia. Señor Presidente, ¿cuál es el estado de la nación?