21 noviembre, 2024

Código de ética

El país esta sumido en la corrupción, herencia funesta del correísmo y su gente. Tanta es la deshonestidad a todos los niveles que ni bien posesionado el Presidente Lasso creyó oportuno dictar vía Decreto un Código de Ética para el correcto manejo de la cosa pública.

Quienes gobernaron en la década corrupta con el prófugo -convicto a la cabeza, hicieron y desasieron de los fondos públicos como si estos fueran de su propiedad. Todas las instituciones publicas fueron motivo de corrupción. No hubo funcionario del gobierno, salvo muy honrosas exenciones que no estuviera involucrado en manejos deshonestos o sea parte de recibir coimas para el desempeño de sus labores.

Con el Código de Ética el gobierno piensa que podrá en algo luchar contra la corrupción enquistada en la abultada burocracia. Muchos ven como algo natural el sobreprecio, la coima y el enriquecerse a costa del Estado. No será tarea fácil el seguimiento; deberá estar a cargo de los más altos funcionarios y del propio Presidente Lasso.

No obstante que se ve con buenos ojos la expedición del Código, no deja de llamar la atención que algo que debería ser una norma de conducta de toda persona, tenga que ser puesto por escrito para regular el comportamiento de los funcionarios.

En algún momento que me toco desempeñar cargos públicos como lo han hecho muchos ecuatorianos antes de la década de la corrupción, sabíamos sin necesidad de Códigos que los dineros y los bienes que se tenían a cargo son de los ecuatorianos. Había plena conciencia que el mal uso o abuso es algo penado. Que la honestidad e integridad, se la trae inculcada desde la casa- familia y de los maestros.

En el B. Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, hice carrera hasta llegar a ocupar la Primera Jefatura; el contingente es voluntario y sin remuneración, más nunca utilicé los bienes de la institución para uso personal. En el Banco de la Vivienda y Corporación Aduanera, no emplee los vehículos sino en lo estrictamente necesario, ni se diga custodios o guardaespaldas. Los valores por viáticos y por otro concepto, eran escrupulosamente utilizados. Ni se diga las contrataciones que eran rigurosamente revisadas por auditoria y contraloría.

Si en el Sector Privado se preservan los bienes y dineros como si fueran propios, con mayor razón aquellos que son de todo el pueblo. El problema que sufrió nuestro país es que cayo en manos de gente sin escrúpulos, que nunca manejaron ni una tienda de barrio, de ahí su voracidad al llegar a ocupar un cargo público. Como dijo un expresidente, enloquecidos por el dinero.

El Código de Ética no será nada más que una pequeña defensa en la lucha contra la corrupción. Los ecuatorianos honestos son más, mucho más, así que el combate deberá ser una tarea de todos.

 

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Y despues que…

El proyecto político puesto en marcha por el Presidente se ve opacado por los continuos enfrentamientos que va generando, en una parte producto de su carácter impulsivo que no tolera contradicciones, ese no es un pecado, porque normalmente los líderes políticos son egocéntricos y ensimismados. Pero lo que si llama la atención es la facilidad de descarte que tiene el Presidente.

Se manifestó alguna vez como el primer Acostista, para luego dejar de lado a su compañero de lucha, es mas afirman fuentes generalmente bien informadas que fue quien le cedió el paso para ser candidato por el movimiento Alianza País, reservándose Acosta el puesto de Presidente de la Asamblea, del cual fue removido por su ferviente “admirador”…

2 comentarios

  1. Y la herencia de corrupción de los socialcretinos dónde la deja?
    Uno de los mas grandes evasores y elusores de impuestos dicta un código de ética?
    La calentura no esta en las sabanas, y estas meando fuera del tiesto

  2. Es muy preocupante la cantidad de ex funcionarios del correato que están ocupando cargos, desde ministerios, hasta gerencias en empresas públicas, subsecretarías, jefaturas, etc.. Es muy preocupante que gente proveniente de un gobierno descalificado por sus actos de corrupción sigan desempeñándose en un gobierno que llega al poder, justamente por una votación que rechaza mayoritariamente al correato y sus prácticas corrompidas.

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