La verdad no debe ser ocultada. Pero debe saberse cuando y a quién debe ser presentada. El amor es una cara hermosa de la verdad. Sin embargo…
De un tiempo acá, los espectáculos del cine, la televisión y especialmente las redes sociales, presentan cada vez más, pasajes donde el amor y el erotismo remarcan el argumento en una forma obscena, descarada e intimista hasta el escándalo. Pero, ¿es licito, moral, edificante tal exageración?
Hay quienes, con el pretexto de ser realistas, proceden confusa y maliciosamente produciendo obras y publicaciones con abundantes escenas eróticas. Y así en filmes de Superman o el Agente 007, que están destinadas principalmente a niños, les intercalan escenas francamente inmorales.
Se muestra el desorden y el vicio como algo bueno y deseable, ocultando con sutileza digna de mejor causa, lo negativo que tiene. Pues el amor libre no trae alegría ni da paz. Y eso el ser humano lo sabe en su interioridad.
Como seres inteligentes que son, en su afán lucrativo pregonarán inmediatamente que esto es moderno, propio de espíritus liberados, y que son los ojos del espectador los que aciertan a comprender tal obra de “arte” o lo perviertan al ver un elemento que «no tiene».
Pero la pornografía esta allí, aunque disimulada, camuflada y presentada con ropaje bonito; haciendo daño a niños y adolescentes, no maduros para tal espectáculo. Daño espiritual sobre todo, porque en este nivel la personalidad humana carece de elementos para juzgar y tales escenas dan la impresión de normales, de aceptables socialmente, creando erradas pautas de conducta en la juventud.
Los maestros y especialmente los padres de familia son los llamados a hablar claro con sus hijos y no permitir que se distorsione la moralidad de los niños y jóvenes. Deben presentar la infidelidad como lo que es en realidad: triste y destructora de la familia. Deben explicar que cuando en las películas de acción, el protagonista conquista a toda mujer hermosa que pasa cerca de él, esta actitud no es muestra de fortaleza sino de debilidad.
La verdad no debe ser ocultada, como no debe ser escondido el amor. Pero ha de saberse cuando y a quien debe ser presentada.