El padre es un hombre, que con su mujer amada forma el binomio humano; hacedor y responsable de la vida de sus hijos.
Soñador de esperanza y esfuerzo por ellos, y también por el pan cotidiano compartido en familia.
Fuerte o débil, según los avatares de la vida de su progenie.
Ser humano, victima reprimido por los moldes ancestrales, que le quitaron el derecho de expresar el dolor y el cansancio, por el hecho de ser varón… Y en ese “Los hombres nunca lloran” inculcado por sus padres, aprendió desde niño a convertir el dolor en rudeza y ya crecidos hasta en agresión y asesinato a la compañera de su vida…
Por lo que han de entender los hijos del presente: que ese hombre, su padre, igual que su madre, llora y ríe ante el dolor del fracaso y éxito de sus hijos, llegando también al sacrificio.
De ahí, que hoy, mi grito es a los varones jóvenes de este siglo, a levantar en su cerebro: la aspiración a conformar la pareja humana de amor responsable, para crear hijos a quienes amar y que los amen en igualdad de sentimientos con su madre…
Reafirmando su valía de hacedores de la vida de sus hijos con “alma, vida y corazón”
Por ello ¡Loor al padre verdadero en su día! ¡Y la dicha de sus hijos de tenerlo cual baluarte!
Por la paz del mundo