“Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos”.
“A ningún pobre le consuela saber que en el mundo ha habido siempre ricos y pobres.”
“Pobre es quien no está satisfecho, y rico, quien se contenta con lo que tiene y disfruta de cuanto los demás poseen”.
“Acomodarse con la pobreza es ser rico. Se es pobre no por tener poco, sino por desear mucho. No consiste la pobreza en poseer pocas cosas, sino en dejar de poseer otras muchas”.
“La pobreza de bienes es fácilmente remediable, mas la del alma es irreparable”.
Con estos pensamientos que preceden esta reflexión podría decir que hay muchas formas y criterios para definir y entender la pobreza.
Buscando en mis libros encontré una pequeña colección de libros editados con el título Biblioteca Salvat. En el libro 11 titulado “La pobreza en las grandes ciudades”, encontré la pregunta: “¿Qué es la pobreza?”, y su definición que resumo como sigue: “El concepto de pobreza es relativo, como también lo es el de riqueza. En un sentido objetivo, pobreza es carencia de algo necesario; por lo tanto, la categoría de pobreza se relaciona estrechamente con la necesidad. A su vez, la necesidad puede ser considerada de una doble manera: subjetiva y objetivamente”.
Hasta aquí la cita, pues el tema de definir la pobreza no está solo en la persona, está en el marco de las leyes, las culturas, las religiones y normativas, y la forma en que cada individuo percibe su situación.
Como la circunstancia presente de la pandemia mundial del covid 19, que ha creado una nueva realidad por las pérdidas de trabajos, cierre de negocios, pérdidas de vidas, pérdidas de salud, que crean limitaciones en las personas, limitaciones de movilidad, viajes y más que han creado más pobreza pero enmarcadas en nuevas realidades.
Hay otra lectura que desde mi punto de vista, así como de varias personas y organizaciones, es esencial para tratar de definir la pobreza no solo desde la lectura de lo material y el dinero, sin incluir lo espiritual y la educación.
Hay un dicho que dice: “Es más rico quien menos necesita y es feliz”
Así tendríamos un pobre feliz y sano, y un rico infeliz porque solo la riqueza lo hace feliz. Deberíamos tratar de encontrar un equilibrio entre lo material y lo espiritual. Para tratar de entender y solucionar los problemas de pobreza en todas las ciudades grandes y pequeñas no solo desde lo material considerando los otros aspectos como salud, cultura, naturaleza, educación, estableciendo equilibrios entre los dos campos porque si superamos la pobreza y tenemos ciudadanos amargados y frustrados seguiremos teniendo pobres desde otra lectura.
Hay que educar y formar en valores a la ciudadanía para que entiendan que no solo la riqueza y/o el poder los hará felices, así tendríamos una sociedad cruel, fría y materialistas con ciudadanos amargados aunque no sean pobres y sigan en busca del dios dinero, o poder, viviendo y muriendo en un infierno.
Es hora de que con la pandemia busquemos la felicidad más que la riqueza, la salud más que el confort del lujo y entender que un pobre bien formado, solucionando sus propias necesidades básicas y su dignidad es más feliz que aquellos que reciban solo ayudas económicas sin orientación y formación para que las utilice adecuadamente.
Esta breve reflexión es solo un recordatorio que un pobre puede ser y vivir feliz y un millonario sea un amargado y frustrado ciudadano.
Usted escoja, quiere ser pobre con las necesidades básicas solucionadas y ser feliz, o rico amargado e infeliz.
Felicitaciones, muy buen post.
En efecto la pandemia del covid 19 hizo que mucho ciudadanos entendamos lo que realmente es importante en la vida, y ya vimos que el dinero no es, ademas que por mas plata que tuvieras la salud no la pudiste comprar.
Creo que ahora los ciudadanos que entendieron, han disminuido su gasto por que priorizan los gastos en alimentos, salud, y educación, lo suntuario lo de apariencia no tiene sentido.
Si bien la afirmación que el dinero no compra la buena salud es debatible, lo que sí es innegable es que con dinero puedes comprar tu supervivencia. Un enfermo de COVID que necesita hospitalización si no tiene acceso a un respirador muere, así de simple.