Dedicado a mi padre
Te fuiste de viaje al infinito,
Presuroso ascendiste hacia el firmamento,
Te convertiste en la luz de un espacio sin espacio;
Dejándome un vacío imposible de llenar…
Desearía caminar de tu mano por la playa,
Extraño nuestras caídas de sol,
Cada vez que miro al mar me lleno de tristeza,
Rememoro cómo hablabas de la vida y las estrellas,
Aún regresan a mi mente las noches que dormí sobre tu pecho,
Añoro tu cariño; tú ternura, tú dulzura…
Me maravillaba cómo hacías tuyos los problemas de los sin voz,
Eras la voz de los que no tenían voz.
No te imaginas la devoción con que te veneraba,
Vivir contigo fue una recompensa que no me merecí,
Recuerdo tu sonrisa y esa prisa que tenías por reír,
Tus ojos brillaban en un mágico fulgor,
Eras el sol de todas mis mañanas…
Un resplandor que iluminaba mí profunda oscuridad,
Fuiste el clavo del que colgaba mis angustias,
Un arroyo de agua mansa que me calmaba con bondad,
Una roca inamovible que vivió para cuidarme,
Gracias a ti soy lo que soy.
Has sido el hombre de mi vida…
Uno de los mayores privilegios que me ha otorgado mi existencia.
Ahora ya no estás; tu cuerpo ya no pudo sostenerte.
Eres el ángel de la guarda que me aguarda.
Mi amparo; mi calor, mi protección,
No me importa lo que tenga que enfrentar para encontrarte, cuando llegue al otro lado te hallare.
Papito mío; amor mío, no sabes cuanto lloro por tu ausencia, con tu partida; tu partida me partió…