Muchas controversias han estado en discusión sobre el uso de los aviones presidenciales, pero da pena ver cómo quieren mezclar la chicha con la limonada.
Los negociados y el abuso durante la década y media (sobre todo los primeros 10 años de correato), son completamente diferentes a lo que ocurre actualmente. Una cosa es usar los aviones para procesos delictivos, que deberían ser penados por la ley, intentando lograr impunidad con ese proceso, no dando información obligatoria e intentando ocultar información, y otra, completamente diferente es el uso para el traslado de las autoridades presidenciales a diversos destinos.
Por decretos mal escritos, se pretende decir que se ha hecho mal al trasladar al presidente y a su esposa a Miami para su operación. Si bien no es un viaje oficial, es el traslado limpio del Presiente a otro país, y está completamente justificado. ¡Tiene muy claras las indicaciones de quien viaja y para qué!
En los viajes que sí deben ser cuestionados, no existe indicación ni siquiera de quien viaja, peor para qué, y los destinos son paraísos fiscales y creo que hay algunos con destino desconocido.
El viaje actual del presidente tiene un justificativo claro y justo. Los viajes anteriores eran, a todas luces, delictivos.
No tratemos de mezclar la chicha con la limonada.
En la actualidad la crítica malsana sobre el uso de los aviones presidenciales, desnuda de cuerpo entero el cinismo de los delincuentes del SSXXI.