De acuerdo con la Constitución, la salud pública en el Ecuador es gratuita. En realidad, entre los derechos humanos, después del derecho a la vida, es el de la Salud.
Como todo lo realizado por la revolución ciudadana, la gratuidad fue tan mal implementada, que se ofreció sin contar con la infraestructura mínima requerida para hacerla funcionar y se pidió a la red complementaria de Salud que la entregue, que el Gobierno pagaría por ello. Esto también fue pésimamente implementado, pues hay deudas de casi 10 años y grupos que han tenido que cerrar o no aceptar pacientes por las deudas.
Durante la década asaltada, se consiguió algo, porque el Gobierno derivaba pacientes a la red complementaria, prometiendo pagos que llegaron tarde, mal y nunca (como fue siempre su característica).
Ahora que se acabó la robolución, esperamos que el IESS y el MSP, compren con conciencia los medicamentos y obliguen al personal a trabajar regular y honestamente (cosa difícil, porque es personal está acostumbrada a la coima y a no trabajar.
Desespera a la gente la dificultad y lentitud para dar citas, la falta casi total de medicamentos, que deberían ser gratuitos para los ciudadanos. Ha habido hasta una criminal falta de vacunas del plan de vacunación infantil. Algo increíble en un país civilizado.
Al menos, éste ha sido el Vía Crucis del pueblo. La bendición del pueblo fue la acertada elección presidencial. Hay la esperanza que el nuevo Gobierno, si logra romper todas las raíces (o al menos, las más nefastas del correísmo), pueda recuperarse algo.
Todos sabemos que el Estado ha sido siempre, un pésimo pagador, capaz de quebrar a cualquier Empresa seria y honesta. Este Gobierno tiene la oportunidad de cambiar esa imagen, pero debe asegurar la salida de todo lo que los 15 años dejaron insertado en el país.