21 noviembre, 2024

Tiempos, Salud, Valores

“Si el tiempo es lo más caro, la pérdida de tiempo es el mayor de los derroches. Un hoy vale por dos mañanas”.

Benjamín Franklin

“No los remedios, sino la naturaleza es la que cura, consistiendo la virtud de aquellos en ayudar a ésta. Que tu alimento sea tu única medicina”.

Hipócrates

“Cuatro cosas son necesarias extinguir en su principio: las deudas, el fuego, los enemigos y la enfermedad”.

Confucio

“El temor a hacer bajezas e indignidades es valor y es valor también saberlas sufrir cuando se nos hacen a nosotros.”

Ben Jonson

“Comer arena antes que hacer vileza: encarece el valor de la honradez, en toda circunstancia”.

Refrán

Estos grandes pensamientos nos permiten reflexionar en los tiempos que vivimos, con muchos problemas, pero uno común a toda la humanidad que afecta la salud de todos en el planeta y pone en duda las soluciones y sus aplicaciones debido a la dudosa actuación y muchos análisis de las acciones tomados en cada país.

Esto está ocasionando graves reacciones y movilizaciones de los ciudadanos en varios países y ciudades.

Si algo se ve claramente, es que en muchos países hay dudas por las decisiones de sus autoridades en la aplicación de los tratamientos y medicamentos, por la enorme incertidumbre reinante y por la abundante información positiva y negativa, por los hechos de corrupción y malversación de fondos públicos en los medicamentos adquiridos y procesos aplicados, donde muchos se han enriquecido de manera asombrosa y en muchos casos siguen sin ninguna sanción.

Vivimos tiempos de pérdidas de vidas o afectaciones graves de salud, pérdidas incalculables de trabajos, ingresos, con visiones ante tantos ejemplos de casos de corrupción.

Otras informaciones sobre los medicamentos aplicados, el enorme enriquecimiento de los laboratorios y el proceso de aplicación, con casos de muertes por las vacunas y falta de transparencia y veracidad en los informes de qué las causaron.

Tiempos de gran incertidumbre además de las pérdidas de vidas, la pérdida de trabajos, la pérdida de principios y valores en la búsqueda de soluciones, los limitantes aplicados a las libertades de movilización a niveles locales, nacionales y mundiales.

Esa suma de restricciones, limitaciones, pérdidas de empleo, pérdida de confianza en las autoridades y muchas más, están produciendo enfermedades de todo tipo por la ansiedad, el miedo, la incertidumbre, el desempleo, la inseguridad y la falta de claridad en el futuro y en una recuperación positiva y cercana.

Hay un planeta enfermo, solo Dios nos puede salvar, la fe nos puede ayudar y la oración consolar.

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Esta categorización social no efectuada por mí, ya que debo de reconocer su autoria públicamente, a un caballero como Douglas Reyna, me ha hecho reflexionar y regresar hacia momentos cercanos de los recientes días.

Varias ideas se me fueron cruzando y recordé una historia que empezó cuando entraban unas señoras a comprar en algún local de la bahía, donde compran ya no solo los miembros de las clases populares sino todos quienes buscando un poco encuentran beneficios por su dinero y evitan repagar precios exorbitantes sobre productos similares. Es real que se corre el riesgo de falsificaciones, hay incomodidades, pero un ahorro en las actuales circunstancias significa mucho. Volviendo a la historia, decía que entraban estas señoras y la expresión de un individuo mirándolas despectivamente fue: “ahora si se jodieron los pelucones”…

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