23 noviembre, 2024

Fuiste lo mejor que nunca tuve…

Tus ojos me dijeron lo que quieres y no puedes.

Miras de una manera tan preconcebida, que por momentos me creí querido.

Tu mirada revela las incontrolables pasiones de tu intimidad.

Son arrebatos que le otorgan legitimidad a mis locuras.

Vives una realidad disfrazada por tus fantasías.

Soy una parte de tu vida…

Estoy en el lugar que me pertenece por derecho propio.

Deambulo en tus entrañas como la más recóndita de tus perturbaciones.

Tu única verdad he sido yo…

Existo porque no puedes extinguir a tú sentir.

Has sido mí mayor quimera.

Te sentía mía porque eso era lo que yo quería;

Ahora en mi cordura, vivo una nueva realidad.

Existes aunque mí razón me dice que no debes existir.

El recuerdo de tus besos seguirá cubriendo los lugares que llenaste 

Con suspiros.

Solo recordaré los te quiero que no te pude decir.

Fuiste lo mejor que nunca tuve.

Te recordaré hasta que ya no pueda recordar.

Serás la historia que se esconda en mi memoria.

Vivirás en el callado tiempo que ninguna vez se dio.

Eres la mayor inexistencia de mí nunca jamás…

Lo que deba suceder; sucederá.

Todo está contemplado en la velocidad del vivir…

 

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Juan Bautista Aguirre fue un Sacerdote Jesuita, nacido en Daule, Guayas, Ecuador en 1725. Hijo del Capitán de milicias Carlos Aguirre Ponce de Solís y de Teresa Carbo Cerezo, ambos guayaquileños. Estudió y vivió 30 años en Quito. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1758. Insigne poeta, orador y Profesor en la Universidad de San Gregorio Magno en Quito. En 1767 salió del Ecuador hacia Faenza, lugar de confinamiento para los Jesuitas quiteños, cuando fueron expulsados de Hispanoamérica y murió en Tívoli, Italia en 1786. Fue famoso en su época por su oratoria y su erudición.

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