¡Y volvemos con los fanatismos! Si miramos los dos, al mismo tiempo, una moneda de 25 centavos, yo veo la imagen de Olmedo y tú ves el número 25… y ambos tenemos la razón. ¿Cuál es el equivocado? ¡Ninguno! ¡Ambos estamos en lo correcto!
Cerrarse a lo que yo creo, es lo que entorpece el diálogo. De acuerdo con los derechos, nadir puede, ni debe ser obligado a hacer lo que no desea. Cómo individuo, si yo no deseo vacunarme, tengo todo el derecho a exigir que no me vacunen. ¡Esto es un axioma!
Viéndolo desde la otra orilla, estamos viviendo una pandemia. Si queremos salir del pozo en el que estamos y recuperar nuestra vida normal, tenemos que buscar una inmunidad de rebaño. Para lograrlo, necesitamos vacunar a todos, o cuando menos, al 80%, o 90% de los habitantes. Pensando en el país y en la economía familiar de todos los habitantes, es necesario lograrlo.
Para el segundo grupo, el acto egoísta de los que no se quieren vacunar, impide alcanzar la inmunidad de rebaño y se agrava la situación en el país.
Cada uno, desde sus puntos de vista, tiene toda la razón.