“No hay que tener miedo de la pobreza, ni del destierro ni de la cárcel, ni de la muerte… de lo que hay que tener miedo es del propio miedo.”
“De nada se ha de tener tanto miedo como del miedo”.
“Yo soy yo y mi circunstancia.”
“No esperéis el juicio final, tiene lugar todos los días.”
Vivimos tiempos difíciles en los que no importa en qué país vives, pues los males que afectan la humanidad están afectando de alguna manera a todos los países del planeta, ya sea en forma directa o indirecta.
Resumiendo los acontecimientos, todos estamos siendo afectados por el coronavirus, muchos países por inundaciones, huracanes, tormentas tropicales, incendios, terremotos y otros problemas naturales y climáticos.
Unos países, en cuanto a desastres naturales se refiere están afectados, a otros también se afectan, pues viven de intercambios con los primeros. Un ejemplo es el turismo, que afecta tanto al país receptor de los turistas como al generador y con esto afectan a otras industrias, como el transporte en todas sus formas: aérea, marítima, terrestre. Afecta a los productores y consumidores, genera desempleo, ansiedad, miedos, crisis, inseguridad. Debemos añadir a esto todas las normas, limitaciones y documentación que exige cada país para aceptar a los visitantes.
En los años vividos que Dios me ha otorgado, en los tiempos críticos del planeta yo no había nacido en la Primera Guerra Mundial, en la Segunda era un niño y en esta crisis mundial un adulto mayor. La lectura de lo que acontece ahora en el mundo es diferente, todo lo vivimos en tiempo real con las comunicaciones electrónicas, esto traducido y entendido como vivimos, quiere decir que un terremoto, un huracán, etc., en cualquier país nos afecta emocionalmente.
En cuanto a la pandemia, las opiniones opuestas de que la vacuna es indispensable y los que afirman lo contrario, todos con argumentos y médicos que respaldan una u otra posición, nos obligan a que cada uno decida en quien confiar.
Tenemos por ello que saber contrastar y verificar la información, actuar con tu criterio cerebral más que emocional y para los creyentes, que Dios nos ilumine y proteja, pues vivimos tiempos planetarios, es decir, que lo que pasa en un continente o país, aunque distante del que vivimos también nos afecta.
Somos habitantes del mismo planeta, tenemos que cuidarlo y evitar incrementar el cambio climático.
Recordemos los pensamientos de Ortega y Gasset y Albert Camus.