Clásico personaje ecuatoriano, muy querido por los niños y por las personas mayores también. grandes caminantes.
Inicialmente recorrían las ciudades, -grandes sectores- con una caja al hombro, donde mantenían los helados con hielo seco, para que no se derritan. tenían originalmente un molde de metal, de forma de un cono truncado, cruzado con un palito de caña, para sostenerlo, mientras se lo consumía. primero se lo lamía y luego se lo mordía. los dientes se destemplanban del frío y humeante helado, al goloso consumidor.
También los heladeros se modernizaron, y en la actualidad, usan unas tricicletas a pedal. con un cajón bien surtido de helados de palito (gemelos) y los empastados -riquísimos- tricicletas que las empresas fabricantes de helados, se los entregan y sus cajones van identificados con la marca o logotipo del fabricante.. en los e.e.u.u. el heladero utiliza un vehículo especial y muy llamativo, para sus recorridos por los barrios residenciales, con un frigorífico incluído y una especie de sirena para anunciarse.
Los heladeros recorren en sus triciclos, largos tramos, desde sus domicilios hasta el lugar donde se estacionan. dan la impresión que no venden ni uno sólo, pero no es así. ellos, saben el lugar perfecto para parquearse. generalmente lo hacen en lugares cercanos a los unidades educativas, primarias y secundarias. dónde están sus clientes cautivos: los niños y los jóvenes.
Helados, que además del buen sabor, calman la sed, sobre todo después de las disputas deportivas, entre escuelas o colegios y universidades.
En la playa, al menos a la que acudía en los fines de semana y en los largos feriados, por esos lares también llegaban, con sus triciclos y sus clásicas campanitas para llamar la atención de los bañistas y se estacionaban frente a ellos. los niños por supuesto eran los primeros en abordarlos y solicitar al heladero el helado de du preferencia. éste ni corto ni perezoso se los entregaba, haciendo su agosto en tiempos de invierno.
Cuando bajes a la playa para un bañito reparador en nuestras cálidas aguas de mar, no olvides de llevar un dinerito extra, cuando viajes por esos lugares con niños.
Curiosamente en la playa de mi referencia, se asociaron con los motociclistas, que se encargan de tirar del carrito de helados, con un cabo, de suerte que el heladero, ya no tiene que empujarla con sus nanos o con el pedal su triccleta. aprovechan las bajas maréas, para recorrer hasta unos 10 kmts.de ida y otros diéz de regreso.
Esto que les menciono, le llamo mucho la atención a una vecina centroamericana, que tiene su casa de playa a unos dos kmts. de la que utilizamos y que aprovechando sus caminatas mañaneras, viene a saludarnos, en ciertas ocaciones. le pareció muy ingenioso el convenio heladero-motociclista, que no lo había visto en su país.
Le comentamos que el hombre de mar, es muy creativo y muy trabajador, tanto para sus faenas de pesca, como con sus manualidades: la costura, los sombreros de paja como la utilización del marfil vegetal.
Sus mercaderías se exhiben tambien en las poblaciones , a lo largo de la carretera a la costa desde santa elena, hasta la frontera con la provincia de Manabí.
De otro personaje de la playa -el pescador- , hablaremos en otra ocasión.
Bien por nuestros hombres de mar y por nuestros emprendedores criollos.