21 noviembre, 2024

Washington espera por Cueva

Las verdades o falsedades en políticas públicas se pueden intentar esconder según la discrecionalidad de los actores; unas más arcaicas o menos estructuradas que otras, al final nada se puede ocultar. El pánico escénico en el lenguaje corporal del ministro Cueva durante su reciente entrevista en Ecuavisa* exteriorizó su incapacidad para articular una aceptación política de algo que era innegable. El responsable de la cartera de Economía y Finanzas no pudo evitar que el Gobierno claudique en su promesa de campaña de no subir impuestos. El proyecto presentado no fue nada innovador, asemejándose más al de un régimen de izquierda haciendo un guiño a la derecha. ¡Tamaña sabiduría de equipo sirvió para tan poco!

Las evidencias apuntan a que Cueva no aprendió ni un ápice de manejo político al interior del FMI. Quizás no lo necesitó entonces como burócrata internacional, pero vaya que como kikuyo domesticado era imprescindible. Lasso, por su parte, buscó en el fondomonetarista Cueva una respuesta de mercado, o quizás no. Lo que obtuvo, sin embargo, fue un grillete tributarista sin clave. Craso error de cualquier manera.

Cuando algún ministro falla, los golpes los recibe el mandatario, salvo que tuviese un excepcional ministro de Gobierno. La articulación política está siendo la gran debilidad del régimen en su necesidad por aglutinar apoyo popular ante la falta de una formidable base legislativa que respalde sus iniciativas. La consulta popular se ve más clara hoy que ayer, aunque su resultado sea aún por demás incierto.

* Entrevista realizada por el periodista Lenín Artieda el viernes 24 de septiembre.

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Uno de los flagelos que más preocupa a las sociedades, no importa de qué país, es el narcotráfico; la cadena, desde las plantaciones de la hoja de coca, el proceso de refinamiento del alcaloide, el transporte y la distribución para el consumo, deja un reguero terrible de violencia y muerte. No hay espacio del cuerpo social en donde no se enquiste este terrible mal; gobernantes, jueces; políticos, militares, policías; hombres y mujeres de todas las edades, son tentados por narcotraficantes que manejan un arma letal y poderosa: ingentes cantidades de dinero.

Ya hace algún tiempo, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC) informó: “si bien este cultivo (de hoja de coca) sigue siendo rudimentario e incipiente, se sabe que parte de la hoja de coca producida en Colombia e inclusive en Perú es transformada en PBC (Pasta Básica de Cocaína) en territorio ecuatoriano”; además, que el “Ecuador está siendo utilizado por los carteles de la droga como centro de acopio y reexportación”. A pesar de los controles que se hace a lo largo de las fronteras con Colombia y Perú, es en las fronteras donde se genera parte del problema del narcotráfico, dado que por ahí pasan precursores químicos, pasta base, sale el clorhidrato de cocaína; además, se han encontrado submarinos artesanales capaces de transportar toneladas de droga, que decir de las avionetas, especialmente procedentes de México.

2 comentarios

  1. La cuestión parece centrarse en si hay aumento o no de impuestos a la clase media. Cuestión importante sin duda, pero lo que más me molesta es lo complicada y confusa del sistema tributario. A tal punto que en las redes sociales nadie sabe con claridad no que si hay reducción o no de las exenciones sino de las bases imponibles, nadie sabe con claridad el impacto de reducción de impuestos a ciertos (¿?) rubros. Un sistema tributario debería ser lo más simple posible. Por ejemplo: Que la declaración sea: Gané tanto, mi tasa es (e.g. 15%), mi impuesto es …
    Nada de exenciones, ni prebendas tributarias, ni subsidios. La tasa podría ser 10% para los que ganen más de 24 mil al año y 15% para los que ganen más de 100 mil. Inclusive se podría pensar en un impuesto «negativo» a la renta, es decir, el gobierno entrega cada mes una cierta cantidad a los que ganan menos de 24 mil. A esto podría compañar la eliminación de subsidios al gas, al diesel, a los agricultores, etc.

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