Cuando después de tantos meses y días, de los dos años lectivos de ostracismo vividos por los estudiantes ecuatorianos, debido a la pandemia del COVID-19: niños, adolescentes y jóvenes se aprestan a volver a la educación presencial en sus aulas de clases; surgen algunas circunstancias de tomar en cuenta, para que ésta se haga efectiva en toda la población estudiantil del País, (Algunos ya han vuelto a ella).
Para los alumnos de la escuelas y colegios fiscales situados en zonas suburbanas y rurales: faltos de maestros y transporte, como también de elementos didácticos, mobiliario y sanitarios, más algunos en estado desastrosos de sus instalaciones; su situación es grave.
¡Increíble! Mientras paradójicamente, todo ello sucede dentro de una orgía de “construcciones educativas” fastuosas, levantadas en lugares lejanos e inaccesibles, que sin uso se caen a pedazos; dilapidando el erario nacional a favor de “avivatos” que una vez cobradas “sus comisiones fraudulentas” volaron con el botín a cuestas…
Por lo que nos toca a los ecuatorianos estar alertas a que se haga justicia; esperando que los nuevos dirigentes gubernamentales sean conscientes del valor de la educación para todos los habitantes de la nación y la señalen como prioritaria.
Igual, que otras entidades públicas y privadas contribuyan a ella; como lo está haciendo la Alcaldía de Guayaquil con la implementación de cientos de pantallas digitales electrónicas en escuelas y colegios de ciertos sectores necesitados y “las mochilas escolares” para niños de bajos recursos…
Aparte y fundamental: el deber de los maestros a inculcar en la formación humana de sus alumnos –deberes y derechos morales-, para que una vez llegados a ser padres, tengan conciencia de su responsabilidad en la vida de sus hijos y no pase lo que estamos testimoniando en el presente: de aquellos que ni siquiera los matricularon, dejándolos a la deriva e ignorancia; convertidos algunos, en niños pordioseros y adolescentes al servicio de bandas delictivas.
Mas, sí hubieron padres en todos las esferas sociales y económicas, que hicieron grandes sacrificios para que sus hijos recibieran las clases telemáticas en sus hogares, dictadas por maestros también abnegados y responsables.
Referencia aparte, son los padres de los colegios particulares, de quienes depende económicamente su actividad: desde el sueldo de los profesores y el personal administrativo y de servicio, más el material didáctico y técnico de la enseñanza aprendizaje, etc., etc.
Ratificando, los cumplidos, su valía como padres conscientes de nuestra Patria.
Por lo que:
¡Autoridades educativas del Ecuador!
¡Padres y maestros de los alumnos!
¡Marchad de frente!
¡Por la presencialidad educativa!
¡Adelante!
Por la paz mundo
Muy buena motivación Gracias